Diario de León
Publicado por
MIGUELANXO FERNÁNDEZ
León

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EL SEMANAL TV recogía hace días un interesante reportaje en torno al sexo como reclamo publicitario en televisión. Hablaban expertos y coincidían en su eficacia como reclamo. Se supo también de las dificultades de la comisaria de Asuntos Sociales de la UE, la griega Anna Diamantopoulou, para sacar adelante su proyecto sobre la discriminación sexual en varios frentes, el publicitario entre ellos. Publicistas y anunciadores no están dispuestos a prescindir del elemento sexual para hacer más atractivos sus productos, mientras otros proponen una lucha sin cuartel contra la discriminación sexual y todo lo que atente contra la dignidad humana. Asunto espinoso aunque antiguo, sobre todo cuando se polariza en la publicidad dejando al margen otros contenidos que usan y abusan del tema con una desvergüenza absoluta. El tema del desnudo y sus supuestos efectos perniciosos es cuestión de educación. A nadie en su sano juicio escandaliza ya una señora o un señor en porretas porque el propio publicista procura sacar partido al buen gusto en las imágenes dejando para el mensaje la componente erótica, sensual, provocativa o llámese equis. Ahora bien, pornográfico, discriminatrio, ruborizante, bochornoso, en fin todos los adjetivos posibles, son las vergüenzas que se airean ciertos personajillos por espacios televisivos en nombre del espectáculo (¿?). Más que hablar de sexo, se insultan con el sexo. Si la señora Diamantopoulo busca poner coto a tanto exceso, bienvenido sea. Ahora bien, los publicitarios tienen todo el derecho del mundo a sacar el máximo rendimiento a su obra, ya que el público es inteligente y distingue entre el buen gusto y la escatología primaria.

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