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El popular personaje de Ibáñez vuelve a los quioscos tras más de dos décadas de ausencia

El regreso de Rompetechos

Ediciones B publica un álbum con los mejores «golpes» y portadas de este cegato

León

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Es su personaje favorito -al margen de Mortadelo y Filemón-, quizás porque guarda cierto parecido con el autor, ese Ibáñez que, de vez en cuando, se cuela en las viñetas. Se llama Rompetechos y es una de las criaturas más simpáticas y entrañables de cuantas han salido de la prolífica cantera del «padre» del cómic en España. Un cegato, bajito y despistado que está a punto de cumplir los 40, aunque no los aparenta. Llevaba más de dos décadas ausente de los quioscos y ahora vuelve lleno de energía. El próximo año Rompetechos cumple su cuadragésimo aniversario desde su primera aparición en 1964; por esta razón, Ediciones B edita un álbum dedicado en su totalidad a un personaje que se cuenta entre los favoritos de miles de aficionados al cómic.El libro-homenaje es un Superhumor especial que incluye páginas nuevas del autor, un compendio de sus mejores aventuras y portadas de época, más alguna sorpresa adicional. El álbum tiene en total 192 páginas y puede adquirirse al precio de 12,95 euros. Rompetechos, que siempre viste traje negro, es cabezón y cabezota y se complica la vida de manera absurda, ya fue recuperado por Ibáñez en la supertaquillera película de los dos agentes de la T.I.A. ( La gran aventura de Mortadelo y Filemón ), aunque su aparición es fugaz. En sus buenos tiempos, llegó a ser tan famoso que su nombre pasó a ser un adjetivo aplicable a toda persona distraída y cegata cuyos despistes ocasionaran alguna irremediable chapuza -aunque la RAE, inexplicablemente nunca llegase a admitirla en su diccionario-. Algunos vieron también en el personaje otros «rasgos» -bajito, calvo y algo «facha»- que le asemejaban a un político de infame recuerdo y por entonces con plenos poderes en este país; y hubo también quien le atribuyó cierto parecido con el actor José Luis López Vázquez, que por entonces encarnaba al prototipo del «español medio».  Pero, seguramente, fueron simples «coincidencias». Porque Rompetechos siempre ha sido un tipo independiente, que camina por la vida tropezando una y otra vez. Un perdedor nato víctima de sí mismo. Un pobre hombre que despierta, a partes iguales, humor y ternura. Un inútil que intenta solucionar problemas sin que nadie se lo pida y que acaba liándola. Es de desear que este álbum-homenaje sea sólo el comienzo de una nueva «carrera» para Rompetechos y que sus aventuras vuelvan a estar de manera habitual y continuada en los quioscos. O, al menos, que no haya que esperar otros cuarenta años...

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