En silencio

SON POCO más de dos minutos, con las cámaras como únicos testigos. Trece en total. Es lo que dura el recorrido, que otra cosa es la llegada a la plaza, porque siempre hay algún bicho empeñado en dilatar el crono. Hablamos de los encierros, los sanfermines que cada mañana La Primera da en directo. Con muy buen criterio, ningún comentarista interfiere en las imágenes, que son tremendas, impactantes, sobre todo cuando (ayer, en concreto) les salió un colorao empeñado en arrasar a cuanto volumen se encontraba a su paso. Seguramente el causante de los tres heridos, uno de ellos seriamente. Asumiendo que a uno, esto de los sanfermines le hace más bien poca gracia por su encubierto salvajismo (pese a Hemingway), esa micropelícula que supone cada encierro, es digna de admiración. Me comentaba un defensor de esta fiesta, la conveniencia de ampliar miras y no quedarse en la superficie. Lo que tiene de rito, de estrategia, e incluso de solidaridad, cuando los mozos corren delante del toro y tratan de ayudar a quien está ante el peligro. Quizá. Inmediatamente al directo, La Primera (insertando inacabables bloques de publicidad navarra) propone media hora para comentar el encierro. Perfecto. Habla alguien que controla y se agradece la pedagogía. Aun así, lo impactante es el silencio...