La Semana Negra acogió la llegada de más de un millón de visitantes

La XVI edición de la Semana Negra de Gijón cerró ayer sus puertas con un récord de participación en sus propuestas lúdicas, literarias y culturales, ya que, según sus organizadores, más de 1,2 millones de personas se han pasado por el recinto que lo alberga, un 15 por ciento más que el año pasado. El director de este certamen cultural Paco Ignacio Taibo II, presidió ayer, junto al presidente del Principado, Vicente Alvarez Areces, y a la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, el acto de entrega de premios y despedida a los autores y periodistas invitados. Con la dificultades propias de un recinto abierto, los organizadores estimaron en más de 1,2 millones los visitantes que han pasado por este festival, que su propio director califica de «indefinible» por la mezcla de actividades condensada en un programa de diez días que ayer finalizó. «No es un detalle menor construir convivencias: la enorme convivencia racial y étnica que se genera en la semana, la convivencia generacional, la convivencia entre las culturas de la fiesta y las de la literatura, la convivencia entre la reflexión política y la parranda», explicó Taibo II durante el acto de clausura. Ese eclecticismo, se concretó, según Taibo II, «en la presencia de Los voladores de Cuetzalán , junto al homenaje rendido a Van Gogh, convertido en un libro de arte, y de regalo, la presencia del mítico autor de Los seis días del cóndor , James Grady, al lado de una mesa redonda sobre la Galicia de la resistencia intelectual y popular contra los abusos y los desastres del poder». Al final, una vez entregados los premios a los mejores jóvenes vendedores del periódico oficial de la Semana Negra y a la mejor cocinera de salpicón, junto a los reconocimientos hechos a los escritores de novela negra y fotoperiodistas, Taibo dijo sentir que «Gijón, en tiempos oscuros como éstos, se vuelve capital de una república ilusionada, progresista, imaginativa, y provocadora». Taibo II explicó la clave del éxito del festival en «el buen funcionamiento de la mezcla de la oferta cultural y festiva», con «la novela negra como columna vertebral y la idea de que la cultura puede ser fiesta y viceversa, generando un debate que va más allá del hecho literario para analizar la sociedad». También afirmó que, «pese al mal momento que vive el libro, las librerías instaladas en el recinto afirman haber vendido un diez por ciento más que otros años».