El compositor afincado en Villafranca del Bierzo acaba de estrenar su «Adagio» en Salzburgo
Halffter: «La cultura es el único arma contra la violencia que todo lo preside»
El también director de orquesta ya está preparando una nueva ópera de temática literaria
El lunes amaneció cubierto en Salzburgo y durante toda la mañana unas negras nubes amenazaron descargar torrencialmente sobre la ciudad de Mozart. Era como un presagio de lo que horas más tarde iba a escucharse en la Grosses Festspielhaus de la mano de la Filarmónica de Viena con Semyon Bychkoven el podio. Cristóbal Halffter, acompañado por su esposa Marita y sus hijos Alonso y Pedro intentaba disimular su nerviosismo ante el inminente estreno, pero la responsabilidad era grande y él lo sabía desde el mismo día, hace ahora dos años, en que el intendente de la orquesta más famosa del mundo le encargara una obra de estreno, continuando la tradición del Festival de Salzburgo de pedir obras a los más grandes compositores actuales. «Lo cierto -dijo a Diario de León el compositor madrileño afincado en Villafranca del Bierzo-, es que este Adagio en forma de rondó tiene una triste historia que tuvo su origen el 11 de septiembre del 2001. Yo tenía la idea de escribir un rondó que es una suerte de danza alegre y desenfadada como el espíritu de la Sinfónica de Viena, pero cuando esa mañana me puse manos a la obra ocurren los sucesos del 11-S que alteraron mi ánimo y mi talante, trastocando de forma decisiva toda la idea de la obra. Pero conservé la estructura del rondó y de ahí el título, que es a su vez una contradicción». Minutos antes del comienzo, las primeras gotas comenzaron a caer dispersando las interminables colas formadas ante las puertas de acceso a la gran sala buscando protección bajo los salientes del teatro de la ópera. Al final, todo el mundo pudo ocupar sus asientos sin demora segundos antes de que el maestro judío Semyon Bychkov alzara la batuta para dar comienzo el esperado concierto. Frescura y vitalidad son las premisas que mejor definen a esta última obra de Halffter, algo que músicos y público supieron apreciar desde el mismo momento en que Bychok hiciera la fermata del último compás. Visiblemente emocionado, el compositor salió a agradecer las muestras de reconocimiento que los entendidos vieneses le hacían ante el silencio institucional que las autoridades españolas manifestaron al no enviar ningún representante oficial al estreno. «Algo a lo que estoy acostumbrado» manifestó el maestro al concluir el acto, mientras brindaba con su familia y amigos íntimos por el éxito obtenido, que era más que un reconocimiento oficial porque ahora se lo otorgaban los verdaderos entendidos en música. Bychkov depositó entre aplausos dos ósculos en las mejillas de Cristóbal Halffter «como agradecimiento -dijo-, por habernos regalado esta impactante partitura». Los músicos puestos en pie, golpeaban los instrumentos con sus arcos en señal de felicitación. Contra tirios y troyanos, contra los detractores de la música del compositor madrileño afincado en León, estas muestras de gratitud eran el reconocimiento merecido a la música de uno de los compositores que, a parte fobias y filias, es ya un clásico del siglo XXI, y eso pese a quien pese.