La figura de Chillida se agiganta en el aniversario de su muerte
Se cumple el primer aniversario de su muerte y la figura del escultor vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) no deja de engrandecerse. Galerías, marchantes, coleccionistas y museos de todo el mundo siguen disputándose la obra del genial creador donostiarra, el gran amigo del hierro , y uno de los más capaces modeladores del espacio en el siglo XX. Una misa recordará este martes en San Sebastián, en presencia de su familia, el primer aniversario de su muerte, pero no habrá grandes actos institucionales. Un curso analiza estos días sus figura en la Universidad del País Vasco, pero su gran legado es su obra, que varias muestras han revisado a lo largo de estos meses. Con todo, la primera gran retrospectiva de Chillida tras su muerte podrá verse el próximo otoño en la Fundación Miró de Barcelona. El Banco Bilbao Vizcaya (BBVA) patrocinará la muestra dedicada al poeta del hierro organizada por la Fundación Miró en colaboración con el museo Chillida-Leku de Hernani. Exposiciones anteriores Esta última institución, que vela por su legado y que dirige su hijo Luis Chillida Belzunce, le había rendido ya homenaje acogiendo junto a su excepcional colección las 41 piezas de Chillida de la colección Telefónica . Unas piezas habitualmente repartidas por varios museo españoles y reunidas en Zabalaga hasta septiembre. La exposición de la Fundación Miró reunirá en noviembre en la Ciudad Condal más de 100 obras, procedentes del Chillida-Leku y de 23 colecciones públicas y privadas de diversos países. Incluirá dibujos, esculturas, lurras (terracotas) y gravitaciones. Piezas que abarcan todos los aspectos y periodos del trabajo de Chillida, desde sus inicios figurativos en París hasta la evolución que le llevó a experimentar con el vacío y el espacio mediante diversos materiales. Tomará el relevo de Elogio de la mano que está en cartel este verano en el Museu d'Art Espanyol Contemporani de la Fundación Juan March en Palma de Mallorca. Un selección que ha reunido más de un centenar de obras realizadas por el artista entre 1945 y 2000 en una visión más íntima de la vastísima producción plástica de Eduardo Chillida.