INTERFERENCIAS
Vigilando anuncios
AYER ANOTÁBAMOS la falta de sentido del humor de unas asociaciones de agricultores al criticar el anuncio de Bocatta por denigrante. Como estamos en una sociedad mediática con actitudes a veces al límite de la esquizofrenia, los patrocinadores optaron por retirar la campaña. No querrían exponerse a un boicot o a generar antipatía hacia sus productos. Los unos y los otros protagonizaron una noticia que entra en el pantanoso terreno de la libertad de expresión, aquí acompañada de una encubierta amenaza de coacción al mercado. O sea: como ustedes se mofan de nuestro oficio, les haremos la puñeta en el negocio. Así las cosas, un servidor se zampó media hora de anuncios, hurgando en sus inconveniencias. No quedó ni uno. Desde los que ofenden la sensibilidad estética por cutres (máquinas de coser, tarots...), hasta los sexistas y los que incitan a la ingestión de alcohol. Para dar y tomar. Ya en plan borde, la publicidad en su conjunto fomenta el deseo por ofertas que nunca podrás pagarte hasta llegar a la frustración y quizá a la depresión. ¿Y si retiramos los spots de comida-basura, chucherías y bebidas carbónicas? Hay muchos «E-...» y muchos componentes terminados en «ente». Vale, la columna suena a barrene, pero estarán de acuerdo en que algunos se pasan cantidad en la necesaria «vigilancia» de la publicidad.