Imperio Argentina, la tonadillera que murió cantando y bailando

Sus restos mortales fueron trasladados inicialmente al tanatorio del Cementerio Internacional de Benalmádena y, posteriormente, a la Casa de la Cultura de Arroyo de la Miel de esta localidad, donde quedó instalada la capilla ardiente por la que han pasado ya familiares y amigos para darle su último adiós. Imperio, que vivía con su nieta Teresa después de haber sufrido en enero pasado una angina de pecho, «pidió unos palillos minutos antes de morir y se puso a cantar», declararon ayer fuentes familiares. «Mientras cantaba se nos fue, tratamos de reanimarla pero fue imposible», añadieron las mismas fuentes, que expresaron su satisfacción al ver que «Imperio murió feliz, como si estuviera en un teatro, que era lo que ella más quería». «La canción era su vida», recordaba ayer la tonadillera Marifé de Triana, amiga y compañera de Imperio Argentina, quien declaró que «si no cantaba se moría. Era de ese tipo de personas que no morirá nunca y su obra estará siempre ahí para recordarla. Marcó su forma, su estilo y su personalidad, imponiendo su propia ley». El realizador Antonio Giménez-Rico, con quien Imperio Argentina rodó Sombras y luces: cien años de cine español en 1996, señaló que la artista «tenía cualidades insólitas para la comedia y un encanto personal con el que conquistaba a todo el público. Se ha dicho que tenía muy mal genio, pero, desde luego, mi relación con ella fue fantástica».El bailarín Pepe Marchena, al que la tonadillera calificó como «el mejor del mundo», estuvo el día anterior junto a la cantante en el Teatro Ciudad de Marbella, en el que «Imperio recibió una gran ovación al subir al escenario». «Al bajar me cogió la mano fuertemente, algo que hacía en muchas ocasiones, pero esta vez fue especial», lo que le hizo presagiar algo, dijo el bailarín, quien señaló que con ella «se nos fue la copla». Para Juanito Valderrama, la muerte de Imperio Argentina supone la pérdida de «la última voz de una época dorada de nuestro arte».