Aplausos y ovaciones sin fin para el director, el tenor y la mezzosoprano

La Canción de la Tierra de Mahler , con la que la Orquesta cerró el programa del martes, es una de sus especialidades más celebradas, y Metha, su celebrante más exigente. La lectura que hizo el tenor norteamericano Thomas Moser de empedernido bebedor en la primera parte y en el resto de sus intervenciones fue toda una lección de canto. Noble, llena de empaque y distinción con una vocalidad clara y potente y un legato en consonancia. Su compañera, la mezzosoprano alemana Nadja Michael, es una voz de ahora, con personalidad y peso específico propios. De timbre oscuro y emisión poderosa , su largo discurso estuvo flanqueado por toda suerte de sutilezas canoras, cuajando una espléndida e inolvidable intervención. El público les obligó a salir a saludar en diez ocasiones, algo insólito pero no inapropiado para estos magníficos solistas a las ordenes de un excelente director. Una inolvidable velada.