INTERFERENCIAS
El goteo iraquí
NO HUBO DÍA de este verano en el que Irak no haya tenido algún protagonismo en nuestras televisiones, que en las norteamericanas lo es por obligación, faltaría. Y para mal, aunque a este lado la rutina se haya apoderado del espectador, saturado de imágenes clónicas en las que sol, calor, arena, tiendas de campaña, uniformes militares, armas y destrozos varios, son el pan nuestro de cada informativo. Con el correspondiente rosario de muertes de soldados invasores , que casualmente nunca vemos. Los de Bush ya tienen más bajas que durante la propia guerra, pero apenas nos mostraron alguna. Es imposible evitar la sensación de que funciona una potente censura sobre algunas cuestiones, se supone que para no inquietar a los países implicados. Se confirma que es de muy mal gusto enseñar los muertos propios por la tele, pero a cambio conviene que la opinión pública no olvide que Irak sigue ahí. ¿Y Afganistán? Parece haberse diluido del planeta cuando sabemos que allí continúan los combates. Pues eso, que nos refrescan la memoria de Irak cuando ya a casi nadie importa. Ahora mismo, que haya soldados españoles allí aplica una buena dosis de oxígeno informativo al conflicto, pero ni así evitan la sensación de sopor veraniego que producen las imágenes y sus comentarios. Pasa como con el caldo sin sal, más de dos tazas empalaga.