El Festival de Santander se despidió con una gran jornada sinfónica

El Festival Internacional de Santander clausuró, en la noche de ayer, su 52 edición con una gran jornada sinfónica, protagonizada por la Orquesta Nacional de Dinamarca, bajo la batuta de director ruso Yuri Terminakov. Como es tradicional, una formación de prestigio, en este caso debutante en el festival, fue la encargada de despedir todo un mes de música y danza. También, como suele ser habitual en la jornada de clausura, la Sala Argenta del Palacio de Festivales registró un nuevo lleno. Y si el programa prometía un concierto atractivo, la sinfónica danesa no sólo no defraudó las expectativas, sino que las superó y demostró que es una orquesta sólida, equilibrada y además con grandes solistas entre sus miembros. La noche comenzó con el Carnaval romano de Berlioz. El público demostró su entusiasmo tras esta obra, con la que la Orquesta Sinfónica Nacional de Dinamarca empezó a dejar clara su calidad. Pero aún fue más calurosa la acogida para la Petruchska de Stravinski que cerró la primera parte del programa. Unos cuantos bravos y un largo aplauso para Terminakov y para los músicos solistas despidieron la ejecución de una partitura que es toda una prueba de fuego para una buena orquesta. Y la formación danesa la superó con creces. En la segunda parte se regresó al romanticismo y a Tchaikovsky. Su espléndida quinta sinfonía arrancó una ovación al público que abarrotaba la sala. Terminakov fue aclamado y reclamado, hasta que de vuelta al podio se despidió con dos bises, del romanticismo al ritmo del tango.