«Actuando en León hubo disturbios porque mucha gente se quedó fuera»
Javier Cansado, miembro del dúo Faemino y Cansado que hoy actúan en Santa María del Páramo, califica su humor como realismo surrealista y asegura que León es una de sus plazas fuertes. La actuación de esta noche al aire libre devolverá al dúo a sus orígenes tras varios años de actuar sólo en teatros. -¿Por qué «Visto o no visto»? -El título es una broma sobre una crítica que nos hizo un amigo de Barcelona, crítico de teatro, que hablaba muy bien del espectáculo pero decía que siempre tenía la sensación de que lo que presentábamos ya estaba visto. Pues nosotros decíamos que no nos parece negativo sino que nos vanagloriamos de que es así. Tiene la misma puesta en escena, tiene el planteamiento, la misma idea o idiosincrasia. Entonces Visto o no visto es un espectáculo que no puedes saber exactamente si es algo realmente nuevo o ya lo habías visto antes. -¿Cómo definirías vuestro humor? -Es un poco absurdo, muy surrealista, muy alocado, pero luego tiene un planteamiento muy basado en la vida real. Aunque parezca una paradoja diría que es una especie de realismo surrealista, con personajes muy reconocibles, muy reales, en un mundo que está absolutamente loco. -No sé si habéis venido muchas veces a León... -Varias, creo que tres o cuatro. -¿Qué os parece el público leonés? -Nuestra experiencia es bárbara. De hecho una vez hubo disturbios y todo. Hubo tal cantidad de gente que hubo problemas con las entradas y se quedó gente fuera, y movidas. León es una plaza fuerte, sí. -¿Cuál es el tema que más habéis parodiado? -Diría más lo que no hemos parodiado. La realidad más coyuntural, lo que pasa en el momento, los famosos, la política? Eso nunca nos ha motivado. Nos jactamos de que un esqueche que hicimos hace 23 años esté totalmente vigente hoy día. -Hace unos días te oí decir que los españoles somos muy cachondos pero tenemos poco sentido del humor. -Y lo mantengo. El sentido del humor es una cosa más profunda que tiene que ver con otros conceptos. Yo creo que cuando te toca, la broma te atañe, la gente se mosquea mucho. El sentido del humor es tomarse a broma uno mismo. Si no somos nada. -¿Cómo empezásteis? -En la calle. A Carlos lo conozco desde hace 30 años. Éramos amigos de ir al cine, a tomar cañas y un día dijo que podíamos hacer un espectáculo. Y me convenció para ir al parque de El Retiro. Después estuvimos en bares, allí nos vio un productor de televisión y nos llevó al programa Cajón desastre . Pero todo muy paulatino, poco a poco. -¿Cuánto sacábais en aquellas primeras actuaciones? -Me acuerdo que el primer día sacamos mil y pico, no llegó a dos mil pelas y, por ejemplo, en los bares se pagaba diez, doce mil pelas . La verdad que nos considerábamos bien pagados. -En Santa María hay una gran expectación después la suspensión del año pasado. -¡Que no llueva, por dios! Te aseguro que llevo mirando la previsión del tiempo y para el lunes anuncia que puede haber lluvias en Cantabria. No sabes la frustración que es subir hasta allí, meterte en un coche y que sí, que no, y al final se suspende. Es una decepción tremenda. Cobras igual porque hay seguros. Pero lo que quieres es trabajar, actuar y que la gente te vea. -Sabéis que clausuráis el Festival Internacional de Teatro de Calle. ¿Qué os parecen estas iniciativas? -Excepcional. Yo creo que el teatro de calle es fundamental. -El actuar al aire libre os traslada a vuestros inicios porque ahora ya sólo trabajáis en teatros. -Sí, sí. Nosotros, la verdad es que siempre hacíamos unas giras erráticas, actuábamos donde fuera. De pronto en el teatro Arriaga de Bilbao, que es impresionante, y a la quincena en un pueblo de Albacete. Nos daba igual. No tenemos ningún planteamiento de transcendentes. Lo que sí pasa es que actuando en la calle, nos pasó precisamente en las fiestas de Bilbao, que fue tal la cantidad de gente que fue un desastre. No estaba previsto, la megafonía no era la suficiente, la gente se quejaba. Y dijimos que nunca más. Entonces sólo hacemos calle en cosas de este estilo, un festival de teatro de calle y otra cosa que hacemos en la localidad madrileña de Alcalá de Henares desde hace años.