Un encuentro ejemplar y para la historia
Tras el concierto ofrecido el sábado en la iglesia de San Francisco de Villafranca a cargo de la Orquesta de Cámara Andrés Segovia dirigida por Pedro Halffter, con la interpretación de Fantasía sobre una sonoridad de Häendel de Cristóbal Halffter y Metamorfosis de Richard Strauss, el curso se clausuró en la mañana de ayer con un seminario a cargo de David del Puerto con el título La Naturaleza en la obra de David del Puerto y un análisis de partituras por el profesor Cristóbal Halffter. Ya por la tarde el doctor en musicología German Gan Quesada, alumno del curso, impartió una charla en el teatro villafranquino minutos antes de la entrega de diplomas y clausura oficial del curso. Las dos obras interpretadas en el concierto de clausura Fantasía sobre una sonoridad de Häendel de Cristóbal Háffter y Metamorfosis de Ricahr Straustienen en común la tragedia y la esperanza. La de Halffter, escrita en memoria de la muerte de un amigo muy querido, BalbinoÁlvarez de Toledo y la de Strauss como panfleto contra la guerra y la destrucción de todos los valores culturales y artísticos durante la conflagración mundial en Alemania y Austria, que aniquiló la ópera de Munich, el 2 de octubre de 1943, la de Berlín el 13 de febrero del 45 y el asolador bombardeo que arrasa la ciudad de Dresde destruyendo entre muchas vidas humanas el edificio de la ópera de aquella ciudad y por si fuera poco la aviación norteamericana convirtió la ópera de Viena en una gran hoguera el 12 de marzo del 45. Ante tal cúmulo de desastres la sensibilidad de Strauss quedó fuertemente conmocionada y se puso de inmediato a escribir sobre un texto de Göethe. Concluye la obra el 23 de abril con el título Metamorfosis, estudio para 23 instrumentos solistas de cuerda que fue estrenada el 25 de enero de 1946 en la Tonhalle de Zurich. Mientras que la obra de Halffter se inscribe dentro de un clima tan característico como es el tomar de punto de partida una sonoridad del concierto para órgano y orquesta op. 7, nº4 en re menor de Haendel, la de Strauss es una elegía que toma como punto de partida la marcha fúnebre de la tercera sinfonía de Beethoven. Planteada como un largo Adagio en ella se palpa el adiós triste y desolado de una cultura musical en un mundo que se transforma. Algo muy lampedusiano que refleja mejor que ninguna palabra los encontrados sentimientos de un Strauss que comprendía que su mundo se había acabado para dar lugar a otro que entonces comenzaba. Ambas obras fueron interpretadas de forma magistral por la orquesta Andrés Segovia, a la que Pedro Halffter supo imprimir todo el lirismo y la fuerza que ambas obras encierran.