Tres películas para un Oscar

Al sur de Granada, de Fernando Colomo; Hotel Danubio, de Antonio Jiménez Rico; y la adaptación cinematográfica de la novela de Javier Cercas, Soldados de Salamina, dirigida por David Trueba, han entrado en la carrera por el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, según la decisión de los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Siguiendo las nuevas normas de la Academia de Hollywood, que adelantó un mes su calendario sobre estos cotizados premios, la institución que preside Marisa Paredes hizo público ayer el resultado de la primera votación. Así, en la que ha sido la primera ronda, los académicos han seleccionado los citados tres títulos entre los 73 que concurrían -podían optar a los famosos trofeos norteamericanos todas las cintas nacionales que se hayan estrenado desde el 1 de noviembre del 2002 al 30 de septiembre de este año, y que hayan permanecido en cartelera al menos una semana-. Hasta el 1 de octubre no se conocerá el título que competirá por el Oscar a la mejor película extranjera en lengua no inglesa en la que será la 76 edición de estos premios, que se celebrará el 29 de febrero del 2004, y que estará en esta terna formada por novatos en esta batalla. Cuatro años le costó al director y guionista Fernando Colomo poner en pie Al sur de Granada, la historia de amor del hispanista inglés Gerald Brenan con la joven alpujarreña Juliana que ya han visto más de medio millón de espectadores. A mediados de la década de los 50, José Antonio Nieves llevó al cine Los peces rojos, una popular historia escrita por Carlos Blanco. La película, «inquietante e insólita» a los ojos de un jovencísimo Antonio Giménez Rico, tenía, en su opinión, un final que la desmerecía. En la nueva versión, protagonizada por Santiago Ramos y Carmen Morales, el director de Retrato de familia aporta su particular punto de vista a la obra original con un desenlace más intrigante. David Trueba leyó la novela ( Soldados de Salamina ), que reconstruye el frustrado fusilamiento del fundador de la Falange, Rafael Sánchez Mazas, de un tirón, y como el libro lo tenía muy presente, pues decidió llevarlo a imágenes.