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| Crónica | Festival de Cine de San Sebastián |

Joaquín Oristrell apuesta por la paz

El presidente de los productores españoles, Eduardo Campoy

Publicado por
Rosa Díaz - san sebastián
León

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Los gritos de «no a la guerra» que tantas veces y tan alto se oyeron durante los meses previos a la guerra de Irak volvieron a oirse ayer en el Festival de San Sebastián de boca de los protagonistas de Los abajo firmantes , la película que Joaquín Oristrell presentó en la sección Zabaltegui. El director sabe que el entusiasmo con el que muchos se involucraron en las movilizaciones se volvió decepción y desánimo cuando estalló la guerra y, en estos momentos, el viento no sopla a favor del tema de su película. No obstante, para Oristrell, «la guerra de Irak y las protestas previas han sido lo más importante que ha pasado este año» y considera «normal que haya al menos una película sobre este tema». «Lo importante no es ganar las batallas, sino darlas», añadió ayer el actor Juan Diego Botto, en línea con el pensamiento de su personaje en el filme, que es el más idealista de los cuatro protagonistas. No en vano, los actores fueron claves en la construcción de los personajes y Diego Botto decidió desnudarse y expresar sus propias ideas, mientras que Elvira Mínguez prefirió buscar un personaje muy femenino y absolutamente diferente a las ofertas profesionales que suele recibir. Mínguez interpreta a la primera actriz de una pequeña compañía de teatro que actúa en escenarios de toda España la Comedia sin título de Federico García Lorca. Los personajes de Javier Cámara y María Botto son otros dos miembros de la compañía, en la que irrumpe Juan Diego Botto, que viene a relevar a uno de los actores que ha muerto en un accidente de tráfico. Su llegada crea tensión, celos y desconfianza entre el resto del reparto y provoca la división de la compañía cuando propone que en cada función se lea un manifiesto en favor de la paz. En una de las escenas, todos los miembros de la compañía se reúnen para ver la gala de los Goya y escuchan como la presidenta de la Real Academia de Cinematografía, Marisa Paredes, se posiciona contra la guerra. Esta escena, como todas las que hacen referencia a hechos reales, se fueron incorporando al guión según fueron ocurriendo, porque cuando nació el proyecto el tema no eran las movilizaciones contra la guerra. Según explicó ayer Oristrell, la idea original era la obra de García Lorca, a partir de la cual, los cuatro actores y el director iniciaron una serie de sesiones de improvisación. Pero cuando el colectivo de actores se empezó a involucrar en las movilizaciones antibélicas, los actores y el director decidieron incorporarlas. El guión fue el resultado de un mes de improvisaciones a partir de la estructura que construyó Oristrell, un método de trabajo cuyo resultado son unos diálogos frescos y naturales, muy de agradecer. Además es una certera aproximación a la profesión de actor, con sus grandezas y sus bajezas, que enlaza con Sin vergüenza , la anterior película de Oristrell, con la que también tiene en común el calificativo de «comedia ácida». El realizador vuelve a incidir en el mundo del teatro, pero en esta ocasión incorpora el debate que abrió la guerra de Irak. Un tema que le permite hablar del «compromiso y del miedo en todos los aspectos de la vida».

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