Un galardón para una mujer difícil

Con un cálido y largo aplauso celebró el sábado el público presente en el Kursaal la aparición sobre el escenario de la actriz francesa Isabelle Huppert, que recogió el Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián de manos del realizador francés Claude Chabrol. Nadie mejor que Chabrol para entregarle a Huppert este galardón, puesto que esta actriz es una de sus musas y juntos han realizado magníficas películas como Prostituta de día, señorita de noche o Merci pour le chocolat . Huppert dedicó el premio a Chabrol, porque él le ha dado «el espacio con el que soñaba para decir lo que quería y como quería», dijo la actriz, que se mostró muy agradecida por el premio y por la acogida de los presentes. Con un traje chaqueta negro y su elegancia habitual, la intérprete dio las gracias al público por «amar a las mujeres» que ha encarnado, «aunque no todas han sido personas amables». «He hecho todo tipo de papeles», añadió, «pero siempre he intentado decir la verdad sobre todas ellas, porque el cine está aquí para decir la verdad». Chabrol aseguró que es «un acierto» premiar a Huppert, «porque la gente suele pensar que los directores ayudan a los actores a hacer películas, pero en realidad es Huppert quien ayuda a los directores a hacer filmes». «Es una mujer formidable y muy pícara», aclaró, «porque durante el rodaje el realizador le da directrices y ella parece obediente, pero cuando la película está acabada te das cuenta de que la obra final es la obra de Huppert». La periodista Edurne Ormazábal presentó la gala, en la que se proyectaron fragmentos de algunas de las muchas películas que ha he hecho a lo largo de sus treinta años de profesión. También creadora Después de haber trabajado con casi todos los grandes cineastas europeos y americanos, Isabelle Huppert considera que uno de sus aciertos ha sido trabajar con directores que ella siente «cercanos» a su manera de entender el cine, porque esa proximidad le ha permitido «explorarse a sí misma». Horas antes, durante la rueda de prensa previa al acto de entrega del galardón, la actriz francesa obsequió a los presentes con algunas reflexiones sobre su manera de entender el arte dramático. Aunque tiene fama de arisca, Huppert se mostró amable. Una predisposición que permitió a los presentes vislumbrar su aguda inteligencia y las razones por las que Huppert conecta tan bien con los directores más personales y creativos. De hecho, según dijo, ella también se siente «directora de cine» aunque «sólo de sí misma» porque, a lo largo de su carrera ha elegido aquellos papeles que le han permitido «mostrar cosas íntimas», de la misma manera que lo hace un director. «He ocupado el mayor espacio posible en cada película», añadió la actriz, que se siente una creadora y no sólo un instrumento en manos del director. Por esta razón no siente «la necesidad» de dirigir un filme, aunque le pica «la curiosidad» y no lo descarta. «De hecho me fijo en cómo dirigen los demás y aprendo mucho», dijo. Chabrol es uno de estos directores que admira y observa y su nombre está indiscutiblemente ligado a este realizador, con quien Huppert comparte la manera de entender el cine. «Los dos queremos acercarnos lo más posible a la realidad, sin idealizaciones ni romanticismo, aunque tampoco necesariamente de una forma realista», explicó.