Diario de León

Uno de los motivos por los que el pintor regresó a España del exilio fue por temor a ser liquidado como el político del PNV

Vela Zanetti y el «misterio de Galíndez»

El artista burgalés intentó evitar que el exiliado vasco y agente del FBI fuera asesinado por Trujillo

León

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La «trama Galíndez», silenciada por el franquismo, tiene aún algunos cabos sueltos. 47 años después, la historia sigue aún abierta. El gobierno norteamericano mantiene en secreto miles de documentos sobre el caso. El pintor Vela Zanetti se vio involuntariamente inmerso en una conspiración de asesinatos, que le empujarían a regresar a España en 1960. Poco antes de su «muerte anunciada», Jesús Galíndez Suárez mantuvo una entrevista con Vela Zanetti en Nueva York, donde el artista trabajaba en el mural de las Naciones Unidas. En su encuentro, el pintor trató de disuadirle de su intención de publicar La era Trujillo, una tesis en la que el exiliado vasco desvelaba importantes secretos del dictador -entre otros, que el hijo favorito del presidente dominicano era bastardo-. Tras las advertencias de Vela Zanetti, Galíndez regresa a su casa y escribe una nota, que más tarde fue hallada en su caja fuerte, en la que decía: «Si algo me pasa, pregunten al pintor Vela Zanetti». Un mensaje que, después del secuestro y asesinato de Galíndez -en marzo de 1956- y de todos aquellos que participaron en su captura, se vuelve demasiado amenazador para el pintor de Milagros, quien llega a ser interrogado por agentes de la CIA y del propio Trujillo. La historia del exiliado vasco, novelada por Manuel Vázquez Montalbán, cobra ahora actualidad con el estreno de la película El misterio de Galíndez , que mañana llega a las salas de cine de toda España. León guarda las pruebas La Fundación Vela Zanetti de León conserva importantes documentos e imagenes sobre la relación que mantuvieron en el exilio -tanto en la República Dominicana como en Nueva York- el pintor burgalés y el jurista vasco y agente del FBI. De hecho, Galíndez era un tema de conversación recurrente para Vela Zanetti, quien había expresado su intención de escribir una biografía en la que, entre otros capítulos, pensaba dedicar uno al enigmático espía y representante del PNV en la ONU. Otro leonés, el presidente de la República en el exilio, Gordón Ordás, cierra el «triangulo» de amigos que intentan ayudar a Galíndez, pese a que después descubrirán que el jurista vasco filtra información de todas sus actividades al gobierno norteamericano. El libro Galíndez, la tumba abierta, de Bernardo Urquijo, recoge una cita reveladora de la amistad entre el pintor burgalés y el agente del FBI: «Una vez me encontré con él (Galíndez) e iba con salacot. Me dijo: ¿Dónde vas, Vela? Y yo le dije: A cualquier sitio contigo si no te quitas eso. Eramos pocos y constituíamos una auténtica hermandad». Galíndez entrevista a Vela Zanetti para el Diario de Nueva York en abril de 1953 y en su artículo cuenta que el pintor, como teniente de la República, fue uno de los que custodió la retirada de los cuadros del Museo del Prado. Vela fue una inapreciable fuente de información para quienes han escrito sobre el «caso Galíndez», incluido Vázquez Montalbán, en quien se ha inspirado Gerardo Herrero para la película El misterio de Galíndez...

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