El «atentado»

LOS INFORMATIVOS del martes reemitieron las imágenes de los preparativos de un supuesto «atentado» de la resistencia iraquí contra los invasores norteamericanos. Con cámara nocturna y en imágenes de calidad menguada (de una digital convencional), vimos como un grupo en cuclillas y con los rostros cubiertos, dibujaban sobre la arena el croquis de una operación de inmediata ejecución. En principio era una escena muy de resistencia, clandestina, con bastante de romántica. A continuación nos mostraban el resplandor de una explosión contra el horizonte nocturno, y finalmente su resultado: un convoy detenido, un camión ardiendo y gente eufórica. Al parecer el mando norteamericano en Irak desmintió que ninguna explosión hubiera detenido ningún convoy suyo en la fecha señalada. Añadían que era una maniobra de propaganda para elevar la moral de los iraquíes afectos a Sadam. La secuencia tenía mucho de guerra de Gila (o de «guerra de los botones», que para el caso es lo mismo), pero fueran ciertas o fueran falsas las imágenes del dichoso «atentado», en principio lograron su objetivo: asomar a la opinión pública internacional. Confirma una realidad: la cámara puede ser un arma más eficaz que un misil. Sea cierto o sea una patraña, el «atentado» habrá inquietado a la opinión pública norteamericana. Es lo que hay.