Nace una estrella

DE NOMBRE Aida, de mérito abandonar la casa de Gran Hermano (Tele 5) la noche del jueves. Psssh, que la atiborren de morcilla. Ya, pero la tal Aida, inteligente, humilde, buena planta, discreta, la más de lo más, solo hace confirmar la planificación de un concurso tocomocho, trazado al milímetro, de un falso tan burdo que el milagro está en una audiencia a la que tal cosa parece importar un pimiento. En su derecho están, amigos, que uno ve lo que le peta. Se fue Aida y casi le quita el programa a esa Mercedes Milá cada vez más caricatura de sí misma, planteando entrevistas como si enfrente tuviera al último Nobel de Literatura. El envidiado es Sardá, que el miércoles logró el 41,5% con su CM (¿Le ven por gusto o lo hacen para apiadarse de su modestia...?) y ya tiene en Aida a una futura contertulia, que la chica va sobrada de verborrea. Una bestia catódica (dirán ustedes, una bestia también es una mula...), un Jeckyll & Hyde, tanto que ni su propia hermana la conocía. Bien, vayamos al grano. Gran Hermano 5 es un show, y como todos los shows se ensayan para que funcionen. La panda inquilina en Guadalix de la Sierra va de resabiada. Posan, interpretan, van de fashion . Hasta Mercedes amonestó varias veces a Aida para que la mirase porque ella iba a por la cámara, la misma de la que comerá durante meses gracias... a la audiencia. Cosas veredes.