Galandum Galundaina reivindica la memoria del burro y el gaitero

Como ya todo el mundo sabe, el rincón nordeste de Portugal, la Tierra de Miranda, guarda sorprendentes paralelismos con la región leonesa; no en vano ésta se revela, en muchos aspectos, como un mismo territorio dividido en dos países distintos. Su lengua, el mirandés, perteneciente al dominio lingüístico asturleonés, es ya cooficial en esta parte de la vecina república, y otros elementos de su cultura, tales como el tipo de poblamiento, las costumbres concejiles, los instrumentos musicales, las razas autóctonas o las danzas populares poseen un alto grado de parentesco con las de nuestra provincia. Pero además de todos estos rasgos, también Miranda padece muchos de los problemas que son comunes a León. Entre ellos pueden contarse la despoblación del medio rural, la desaparición de la cultura tradicional secular o el peligro en el que se hallan especies animales domésticas y otras manifestaciones de su tradición propia. Con el fin de combatir este olvido y divulgar, revitalizar y potenciar algunas costumbres con un aprovechamiento lúdico y festivo, pero también reivindicativo, la asociación Galandum Galundaina de Miranda de Douro ha puesto en marcha este verano una actividad denominada L burro i l gueiteiro (el burro y el gaitero, en mirandés), con la que ha conseguido movilizar con éxito a una gran parte de la población y familiarizarla con dos de las señas de identidad más sugestivas de esta comarca: el burro de raza zamorano-leonesa y la gaita de fole. No cabe duda de que esta idea es perfectamente trasplantable a los pueblos leoneses, donde podría adquirir la popularidad que ha alcanzado en Portugal. Rutas e itinerarios En esencia, la actividad consiste en una serie de rutas e itinerarios por la zona de Miranda acompañando a un gaitero tradicional (en nuestra región podría convertirse también en un tamboritero o un dulzainero) quien, como antiguamente, se desplaza en uno de los medios de trasporte más populares, el burro, por sendas y cañadas para llevar su música a las aldeas, villas y romerías. Las excursiones están abiertas a todo aquel que desee descubrir los sonidos, el paisaje y el ritmo de vida trasmontano caminando junto al músico o, si se da el caso, llevando su propio burro. La organización, que programó esta iniciativa para los días 31 de julio y 1 de agosto, incluía además la posibilidad de alquilar pollinos para realizar los trayectos. En los pueblos en los que la comitiva se detenía tenían lugar meriendas y visitas culturales que enriquecían y amenizaban aún más esta actividad cultural. Entre los objetivos de L burro i el gueiteiro, la organización contaba, entre otros, la «animación de pueblos y aldeas al son de los instrumentos tradicionales de la Tierra de Miranda, incentivar a la juventud para que valore sus propias raíces culturales y provocar el necesario relevo generacional en cuanto a la música y a la danza, así como devolver el placer de caminar y convivir al aire libre y promover el valor del burro tanto como animal doméstico dócil como potencial turístico. La experiencia, según los organizadores ha sido muy satisfactoria y ha ayudado a los participantes a redescubrir las bellezas tanto naturales como culturales de su comarca.