Cuenllas presenta en la Escuela de Arte su instalación «Cero»
Una bélica formación de carros blindados ha tomado por asalto la sala de exposiciones de la Escuela de Arte, convertida, por obra y gracia de la desbordante imaginación del escultor Carlos Cuenllas, en un interminable desierto de dunas de arena, un arenal iluminado por la luz verdosa que distingue a las batallas de nuestros días, cuando son transmitidas en riguroso directo por las televisiones del mundo. Casi medio centenar de tanques se abalanzan sobre el aturdido espectador que, al igual que Carlos Cuenllas y Santos Javier (inestimable colaborador del evento) intentan escapar corriendo del peligro que las máquinas de guerra representan. Explica el artista que tanto armamento tiene sólo y exclusivamente fines pacíficos. Y que el producto de la venta de estos peligrosos artefactos, irá directamente a las arcas de una ONG que defiende la paz. «Los tanques -explica Cuenllas- están hechos en material industrial y se integran en la arena que les sirve de base. Es un trabajo que hace referencia a una instalación que Francesc Torres hizo en Nueva York en el año 1983, que se llamaba La Dura Limusina y que reflejaba el comportamiento militar dentro de la actividad humana. Es una reflexión sobre la guerra, en un momento en el que la tenemos muy cerca en varios lugares de Oriente Medio. Unos conflictos que cada vez se mediatizan más, por ello juego también con las luces a las que intento dar la tonalidad verde, la misma con la que se los puede ver en las pantallas de televisión.. En cualquier momento podemos vernos involucrados en una guerra, que esos tanques pueden venir contra nosotros en el instante menos esperado. Sería bueno que todos reflexionáramos». En la instalación cuenta Cuenllas con la colaboración del pintor leonés Santos Javier. «Me interesa cómo trata las imágenes a través del ordenador. Me gustan mucho los efectos con los que trabaja. Queríamos mostrar gente huyendo. Mientras que Francesc Torres en su exposición presentaba un tanque que se abalanzaba contra unas sillas vacías que representaban a los espectadores, aquí, con cierto paralelismo, lo que tenemos son muchos tanques que se lanzan contra los espectadores que entran en la sala y en la misma línea de la puerta de entrada tenemos las fotografías digitalizas por Santos Javier, en las que figuramos él y yo huyendo del incontenible avance los tanques». Cuenllas vuelve a sorprendernos con una arriesgada apuesta en la que propone la paz.