Diario de León

El filósofo bilbaíno plantea en su obra «La transformación política» una ética abierta

Daniel Innerarity gana el Nacional de Ensayo por renovar la política Isidro Tascón, en Caja España

José Luis González Quirós resultó finalista con «Una apología del patriotismo»

El leonés Isidro Rodríguez Tascón posa junto a algunas de sus obras

El leonés Isidro Rodríguez Tascón posa junto a algunas de sus obras

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M. C. Santos - a. p. | madridleón
León

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El filósofo Daniel Innerarity (Bilbao, 1959) ganó ayer el Premio Nacional de Ensayo, que concede el Ministerio de Cultura, por su obra La transformación política , publicado por Ediciones Península. Ha quedado finalista José Luis González Quirós por su libro Una apología del patriotismo . Dotado con 15.025 euros, el galardón ha recaído en un pensador que cree, como Kant, que la filosofía es una rama del saber que debe ocuparse de los problemas de la gente. El libro de Innerarity ahonda en propuestas para una renovación radical del oficio político, con hincapié en la especial obligación que tiene hoy la filosofía política de «atender para entender lo que pasa» en un mundo más complejo e incomprensible. Daniel Innerarity es profesor de Historia de la Filosofía de la Universidad de Zaragoza. Con la misma obra ya se había adjudicado el premio Miguel de Unamuno, que otorga el ayuntamiento de Bilbao. Daniel Innerarity propugna una ética abierta, alejada de los sistemas de pensamiento cerrados, y en continua transformación. Otros textos suyos, que dan una idea del amplio abanico de sus inquietudes, son El Arte de problematizar, Ética y estética de la naturaleza o Tiempos extraños: la pluralidad humana como diversidad temporal. Es un autor de reconocido prestigio en los círculos de reflexión de filosofía política. Amplió sus estudios en Alemania, Suiza e Italia. Fue becario de la Fundación Humboldt y colabora habitualmente en las páginas de opinión de El País y El Correo , así como en la revista Claves de Razón Práctica. El jurado que le concedió el premio estuvo compuesto por Luis María Anson, miembro de la Real Academia Española; Xosé Ramón Barreiro Fernández, de la Real Academia Gallega; Lourdes Otaegi Imaz, de la Real Academia de la Lengua Vasca; Joan Francesc Mira i Casterá, del Instituto de Estudios Catalanes; Andrés Martínez Sánchez, de la Asociación Colegial de Escritores; José María Pozuelo Yvancos, de la Asociación Española de Críticos Literarios; Francisco Cabrillo, Manuel Fontán del Junco, Ramón Sarmiento González, Valentí Puig i Mas y José Álvarez Junco como autor galardonado en la anterior edición. Isidro Tascón es el artista del fieltro y el cristal. Es uno de sos pintores sin pintura que nos encontramos cada vez con más frecuencia. Quizá no es justo encasillarle en el gremio de pintores, aunque tampoco en el de escultores. Es, simplemente, un artista que se expresa a través del espacio, los colores y los materiales. Y lo hace con una delicada eficacia que emociona y subyuga a espectador. Ha pasado un largo espacio de tiempo desde la última exposición de Isidro Tascón. «Se celebró en la sala Lucio Muñoz de la Junta en 1997. Desde entonces mi forma de interpretar el arte ha cambiado radicalmente. Lo único que se mantiene de aquella época es el fieltro». Lo que más sorprende en la exposición Intersecciones que Isidro Tascón presenta en el Centro Cultural de Caja España, en la calle de Santa Nonia, es una especie de expositor de gran tamaño en el que cuelgan grandes piezas de grueso fieltro. «Lo llamo Cubo . Para mí el fieltro por sí mismo es como un paisaje, con toda su gama de colores y sus tramas de tejido. Cuando trabajo con él siempre presento líneas de horizontes paralelos. Esta vez he puesto en vertical varias planchas de fieltro de dos por dos metros, que representan paisajes diferentes...». Son típicos de Isidro Tascón unos espacios cubiertos de fieltro en forma de cuadrículas, semejantes en cierto modo a tableros de ajedrez. «Es una época que ya pasó. En las piezas que podemos ver en esta exposición se juega con planos de colores sobre campos de fieltro rectangulares que se mezclan con el cristal en diferentes planos». En la muestra se presenta la fotografía de una instalación que el artista realizó en Roma, concretamente en la Academia de España. «Empleo cinta de obra que compro en diferentes países, porque en cada uno es de un color distinto. Suelo instalarla en arquitecturas de tiempos pasados, porque me gusta el contraste entre las antiguas piedras y un elemento actual como la cinta de obra, algo muy llamativo de color. La última instalación de estas características le realicé este verano en la Crujía de la Peregrina, de Sahagún, apuntalada simbólicamente, porque está a punto de derrumbarse». Entre las obras que el artista presenta en la exposición destaca un cubo de metal, que descansa sobre el suelo y que contiene agua y un letrero de neón en el que figura la palabra himmel, y que representa a los elementos esenciales del planeta en el que vivimos, la tierra, el agua y el cielo. Cajas transparentes que cobijan dinámicas mezcolanzas de pequeños fragmentos de fieltro. Cristales a través de cuyas veladuras podemos apreciar distintas combinaciones de color...

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