Diario de León

| Entrevista | Margarita Torres Sevilla |

«Alfonso X no fue tan sabio y sí de los peores reyes de la Edad Media»

La historiadora leonesa recupera en su novela «Enrique de Castilla» a un personaje poco conocido y nada bien tratado y pone en su sitio a su hermano Alfonso X El Sabio

León

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?e enamoró del personaje en la adolescencia y ahora ha conseguido saldar una deuda histórica con Enrique de Castilla, al tiempo que pone en su sitio a su hermano Alfonso X, no tan sabio ni tan bueno como le han pintado algunas crónicas. La historiadora leonesa Margarita Torres Sevilla aborda en un nuevo libro las apasionantes aventuras de un príncipe, trovador y enamorado, al tiempo que describe prodigiosamente la corte y la sociedad del siglo XIII. -¿Quién era Enrique de Castilla? -El hermano de Alfonso X El Sabio. El ejemplo de buen caballero, al que cantan los juglares. Representa lo que a Alfonso le gustaría ser y no es. -¿Qué importancia tiene este personaje para León? -Cuando en 1230 se unen León y Castilla, no todos los leoneses, a la muerte de Fernando III, querían que los reinos continuaran unidos. Los caballeron leoneses veían a Don Enrique como posible candidato al trono de León; y lo peor es que él también lo creyó. Pero Alfonso no estaba dispuesto a que los reinos se dividieran. En la mesnada, la mayoría de los caballeros eran leoneses. Cuando Enrique se rebela, la mayoría le sigue. También su tutor era leonés: el cardenal Gil de Torres. -¿En La Edad Media se intrigaba mejor? -Se intrigaba con más honor y lealtad que ahora. Enrique de Castilla fue príncipe, mercenario y poeta... era sumamente atractivo, tanto física como intelectualmente. Alguien con tantos valores planteaba las situaciones de frente, lo cual le hace más atractivo. -¿Está usted enamorada de Enrique de Castilla? -Me enamoró de él que es honesto, valiente, con altas virtudes y que por amor a una infanta aragonesa desafió a su hermano, le declaró la guerra, fue mercenario en Túnez con los infieles y senador en Roma, con el único objetivo de conseguir una corona, porque así se lo había prometido a la mujer que amaba, a la que ya habían casado con otro. Él no se casó hasta que ella murió. -¿Por qué ya no quedan personajes tan apasionantes? -No lo sé, quizá porque en nuestra sociedad no estamos dispuestos a afrontar los riesgos que supone luchar a muerte por nuestras ideas e ilusiones. Sobre Don Enrique se dijo que no conoció otra patria que su espada, porque no había ningún lugar en el mundo tan noble como él. -En el libro se dice: «Cada tierra tiene su luna y cada tiempo sus hombres...». ­-Es un refrán árabe de España, que se usaba mucho en el siglo XIII. He intentado que el lector se meta de golpe en esa época. Que el libro le muestre cómo se hablaba entonces y lo bonito y mágico de la Edad Media. -¿Cómo es el lector de novela histórica? -Es un lector exigente, muy preparado para adentrarse en la magia de la historia, con muchas ganas de aprender y que le apasiona lo bonito de nuestro pasado. En Aragón debatimos hace unos días este tema y por qué los historiadores no hacían novela histórica. Consideramos todos que una de las obligaciones de un historiador es socializar el conocimiento, hacer la historia amena y que a la gente no le aburra. -¿Cuántos años ha necesitado para reunir los datos suficientes sobre Enrique de Castilla? -Empecé a interesarme por él cuando era adolescente; científicamente, reuniendo datos, unos seis años. He ido a Inglaterra a buscar archivos, también a Italia, para ver campos de batalla, buscar documentos, a Túnez... Si describo un lugar, el lector lo va a ver perfectamente identificado. Tras las sensaciones que describo hay muchos viajes y estudios. Lo que me importa es que un catedrático sabe que el contenido del libro es verdad y que, para el resto, sea interesante y ameno. En los apéndices y en la bibliografía el lector interesado encontrará material para seguir su camino. -¿Alfonso X era realmente tan sabio como se dice? ­-Es un mito, fruto de una biografía que hizo Antonio Ballesteros, que tenía fijación con este rey, lo que le llevó a exaltar todas sus virtues y a callar los defectos. No era tanto Alfonso cuanto su entorno familiar y, en especial, su padre, Fernando III. Una corte leonesa (en la que Lucas de Tuy era el cronista), donde Alfonso destaca como trovador, pero también Enrique es trovador. Además, el estilo poético de este último es más depurado y perfecto. Alfonso tenía muchas obsesiones; entre ellas que su hermano era mejor. Le obsesionaba una profecía. Un sabio judío le dijo que cuando fuera rey, alguien de su familia querría quitarle la corona y que moriría solo. Echo a su hermano, a su hijo y su mujer le abandonó... Le obsesionaba la astrología y la astronomía, el número 7... No era tan buen rey; de hecho, fue uno de los más desastrosos de la Edad Media. -¿A Alfonso X no le dedicaría un libro? -Haría falta un perfil psicológico. Otro descubrimiento ha sido que su hermano Don Juan Manuel, autor del famoso Conde Lucanor , era ambicioso, intrigrante, ególatra y falso. Dos seres humanos muy flojos. -¿Tiene algún personaje escondido para su próximo libro? -Pensaba hacer algo sobre el siglo X en León, Almanzor... -¿Por qué Almanzor está tan de moda? -Porque es un personaje arrebatador. Llevó a la cima el califato de Córdoba, que cae en declive tras su muerte. Y también es una época de intrigas, guerras... eso lo hace bonito. Además, hay figuras femeninas muy fuertes. -¿Sólo le interesan los buenos? ­-También me interesan las injusticias y los malos me fascinan. -¿Por ejemplo? -En la época de Almanzor hay un asesino en serie que era un magnate leonés...

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