Fotos sin arte

PARA LOS PROFANOS el nombre de James Nachtwey apenas dirá nada porque está poco extendido el hábito de leer a quienes firman las fotos en la prensa gráfica. Pero algo habrá cambiado en torno a Nachtwey después de la emisión en La noche temática (La 2) del documental Fotógrafo de guerra , nominado al Oscar en 2001. Producto impecable y un reconocimiento a quienes se juegan la vida para informar, levantando acta de los horrores y las injusticias. «Mis fotos no son objetos de arte, sino una forma de comunicación», asevera Nacthwey. Cierto. Trabaja para la ya mítica agencia Magnum, 55 años, y la mirada encallecida por sus peripecias en Bosnia, Chechenia, Afganistán, Centroamérica o África. Con una estructura a base de declaraciones suyas, secuencias filmadas a pie de lugar, testimonios de terceros, imágenes de archivo y muchas fotografías, por su didactismo y su carga ideológica, el documental se antoja obligado para quienes deseen encarrilar su futuro por la comunicación audiovisual. Dirigió el suizo Christian Frei siguiendo un trabajado plan de producción que implicó viajar con Natchwey a Kosovo para fotografiar las fosas comunes, la miseria de Yakarta, la intifada de Ramala o las minas de carburo en Indonesia, entre otros lugares. Fotos como mazazos.