Durante más de medio siglo se dedicó a interpretar la ciudad y la identidad leonesa
Fallece el artista leonés Muñoz Renedo
Sus últimos cuadros cuelgan todavía de las paredes de la galería Bernesga
Muñoz Renedo se fue cuando aún cuelgan de las paredes de la galería Bernesga sus últimos cuadros. Su mirada no volverá a captar los rincones más típicos del viejo León. No volverá a perderse en los dorados campos de mieses, ni en las orgullosas choperas que este año no pudo ver teñirse de oro viejo, o quizá sí, pues desde el paraíso de los artistas todo es posible. Han pasado muchos años, medio siglo, desde sus primeras exposiciones en la pequeña sala del Palacio de los Guzmanes. Cincuenta años que el artista ha llenado de belleza, de color, de personajes entrañables, desde el segador abrasado por el sol estival a las delicadas mujeres asomadas a románticos balcones. Desde briosos corceles con largas crines al viento hasta románticos y exóticos vendedores de zocos orientales. Cualquier tema podía ser analizado por su mirada inquisidora y convertido, por obra y gracia de sus pinceles, en Arte con mayúsculas. Muñoz Renedo fue uno de los artistas que mejor interpretó su ciudad, uno de los que mejor han plasmado la identidad leonesa. Fue capaz, incluso, de captar la filigrana de luz de las vidrieras catedralicias, que es un ejercicio solo al alcance de pintores privilegiados. Y sobre todo, recordamos sus visiones de las plazas recoletas que salpican el casco antiguo de la ciudad, San Pelayo, Don Gutiérre, Torres de Omaña, la plaza Mayor. Las viejas piedras derramaron anoche un río de sentidas lágrimas porque han perdido a uno de sus mejores amigos, a un hombre que las amaba apasionadamente y que las ayudó con sus obras a que fueran más eternas si cabe. Era la suya una pintura costumbrista cargada de materia que se adornaba con la gracia de un dibujo lleno de soltura. Larga tarea le espera para decorar la gloria con el esplendor de las flores. Para mostrar a quienes le acompañan en su nuevo universo la belleza de los chopos en otoño. Para recordar esa luz que trataba con enorme cariño, con el mimo del adolescente que acaricia su primer amor. Quizá sea buen momento para recordar las palabras que sobre él escribiera Victoriano Crémer: «La Pintura sensacional de Muñoz Renedo -comentaba el veterano poeta- es una pintura en plenitud. Que regresa de sí misma, que no descubre otros signos de procedencia que aquellos que se desprenden de su propia piel. Figurativo, pero rayando en un estudiado impresionismo nato, que le permiten su pincel de rápida y certera pincelada y su privilegiada visión». Tenía 74 años y estaba en la plenitud artística. El funeral tendrá lugar hoy, a las 10.30 de la mañana, en la iglesia de Santa Ana. Mariano Muñoz Renedo se fue, cabalgando en un rayo de luz, de León... al cielo.