Diario de León

Juan Diego Flórez, el tenor del siglo XXI

El peruano Juan Diego Flórez es hoy el mejor tenor lírico ligero del mundo

El peruano Juan Diego Flórez es hoy el mejor tenor lírico ligero del mundo

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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No cabe duda de que el siglo XXI ha encontrado a su gran tenor en la persona del joven y elegante peruano Juan Diego Flórez. Cada uno de sus recitales no sólo despierta una expectación inusitada sino que origina auténticos pandemonium en las salas de concierto del mundo entero, ya se llamen la Scala, Covent Garden, Metropolitan, o teatro Carrión de Valladolid, donde el pasado día 2, organizado por esa modélica Asociación Salzburgo que preside José Antonio Nieto, demostró a la flor y nata de la crítica española especializada que ahora mismo él es el mejor tenor lírico ligero del mundo. Acompañado por Vincenzo Scalera, un pianista que conoce, mima y respira con su voz, tuvo en él al perfecto complemento para una interpretación modelo de finura. Su medida pulsación dejó a Flórez proyectar la voz sin mayor dificultad, permitiéndole  vertiginosas escalas sin perder en ningún momento la afinación y demostrando a todos los presentes el gran dominio y agilidad para el canto al más puro estilo rossiniano. Partiendo de un Ridente la calma mozartiano, de fraseo arrebatador y apasionado, hasta ese Ché ascolto, ohime , del Otello rossianiano, cantado con la tremenda intensidad dramática que exige el personaje y cincelando todas las notas, todo el recital fue un continuo crescendo hacia lo excelente. Cuando se escucha a Juan Diego Flórez es imposible separar la cualidad del artista y la personalidad del hombre, algo que se hizo patente en la segunda parte del recital, donde el tenor se entregó sin red a las deliciosas canciones de Ayarza de Morales Malhaya y Hasta la guitarra llora o la conocidísima de Granda La flor de la canela donde el tenor comenzó a caldear el auditorio para llegar al esperado A mes amis de Donizetti, con su tanda de ocho Do sobreagudos, con una levedad, una disposición y una facilidad deslumbrante, regulando y buscando con finura hermosas smorzature, sutilísimos planos y juegos dinámicos de directa expresividad; haciendo gala de una morbidezza y una calidez que ganan al más recalcitrante, cuando además se nos brindan enmarcados en una dicción de gran nitidez, a flor de labio. La serie de propinas encadenadas que sirvió sin ningún tipo de reserva: La Furtiva lágrima , La Donna é mobile , hasta concluir con la sala ya puesta en pie con la famosísima romanza de Sotullo y Vert, No puede ser ,  nos llenó de ilusión ante la valentía y juventud de un tenor único que durante dos horas nos hizo soñar con un mundo mejor. Canta Juan Diego, el resto es silencio.

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