Compositor
«Tengo tres óperas en marcha, una de inminente estreno en el Real»
El compositor, que ha realizado gran parte de su obra en los monasterios de Carrizo y Gradefes y acaba de recibir el Nacional de Música, afirma que este premio no le cambia
La noticia le llegó mientras viajaba en el avión hacia Tenerife, donde mañana la Orquesta Sinfónica de Santa Cruz, con López Cobos al frente, interpretará uno de sus últimos trabajos, Maq-bara. Con tan sólo 35 años y más de dos centenares de obras en catálogo, José María Sánchez Verdú ya ha conseguido todo lo que cualquier compositor puede soñar, reconocimientos oficiales, premios internacionales y nacionales como el que el lunes le concedió por unanimidad el jurado al considerar que era merecedor del Nacional de Música «por la simbiosis de una refinada tradición musical, dentro del cruce de culturas, con el lenguaje musical de hoy». Pero sobre todo es el reconocimiento de un público sin edad que ha sabido ver en la obra del joven algecireño las cualidades innatas de un gran creador que señala con su música los derroteros de las corrientes compositivas actuales, lo que más le llena de satisfacción. Licenciado en Derecho, Sánchez Verdú estudió composición, dirección y musicología en el Conservatorio de Madrid, formación que posteriormente amplió en Siena, París, Darmstadt y La Haya. Durante cuatro años fue profesor de Contrapunto y Fuga en el Conservatorio de Madrid y ha trabajado como director con formaciones españolas, italianas y alemanas, entre otras. Asiduo profesor desde hace siete años en el Curso de Composición de Villafranca, Sánchez Verdú ha compuesto parte de su obra en los monasterios leoneses de Gradefes y Carrizo de Ribera donde gusta recluirse largas temporadas buscando el silencio y la tranquilidad de estos seculares cenobios. En esta entrevista en exclusiva para Diario de León realizada a las pocas horas de conocer el Premio, Verdú, que habitualmente reside en Berlín donde ejerce como profesor en la Robert Schumann Musikhochschule de Dusseldorf, nos habla de lo que ha significado para él este reconocimiento a los 35 años y de los últimos proyectos que aún están calientes sobre su mesa de trabajo. -Preguntarle por lo que significa para su trayectoria profesional este galardón parece ocioso, no obstante a muchos colegas suyos otros premios menos importantes les ha cambiado la vida. -Desde luego a mi no me la cambiará lo más mínimo. Seguiré haciendo lo que mejor sé y si mi música era buena antes del premio lo seguirá siendo y si era mala, también. No sé si a mis colegas les ha trastocado mucho la vida los premios, pero por lo que a mí concierne no deja de ser un reconocimiento a una carrera más o menos corta que en estos momentos parece estar en excelente disposición de crear y es lo que estoy haciendo, escribir obras para cumplir los encargos que me llegan desde varios lugares de Europa. -Su obra abarca ya varios campos de la composición como la música de cámara, orquestal, sinfónica y ahora la ópera. ¿En qué corriente encuadraría su producción? -Personalmente no me considero heredero de ninguna corriente estética, aunque sí continuador de una serie de compositores que han marcado la historia de la música, desde Ockeghem hasta Ligeti, Nono o Lachenmann en la actualidad. No me puedo sustraer a lo que es la tradición histórica, pero por encima de eso pienso que un compositor debe trabajar con un rigor y una exigencia muy alta. Si falla eso, da igual a la corriente que luego se diga querer pertenecer. Ahora bien, no me gustan las escuelas y creo no pertenecer a ninguna de ellas. He recibido enseñanzas de muchos compositores muy distintos, desde Juan Alfonso García, pasando por Franco Donatoni, Antón García Abril, músicos de la escuela espectral francesa y compositores alemanes. Pero lo que escribo no se parece a ninguno de ellos. -¿Continúa España siendo un país tercermundista en el campo de la composición? -En absoluto. Tanto el número de estudiantes como el nivel del profesorado en nada tiene que envidiar a otros países, tal vez en el número pero nunca en la calidad. Como profesor en Dusseldorf o en España, tanto el alumnado como el nivel del profesorado es asombroso y la prueba es que cada vez es mayor el número de jóvenes que les interesa el mundo de la composición y los resultados comienzan a ser asombrosos. -En estos momentos su agenda llega hasta el 2007 con encargos de varias orquestas y directores, entre ellos Barenboim, para el que está escribiendo una ópera que estrenará el mítico director al frente de la Stattoper de Berlín el próximo junio. ¿Era la ópera una asignatura pendiente en su carrera? -Me lo había planteado con calma. Primero tenía que conocer perfectamente los recursos de los instrumentos y sus combinaciones sonoras y luego pasaría a la voz, que requiere otras estructuras. Tengo tres óperas en marcha, una de ellas de inminente estreno en en Teatro Real y otra la que ha comentado para Berlín. Es un mundo fascinante.