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| Un viaje al siglo XIII | Los secretos del templo |

El guía invisible de la Catedral

Más de un millar de personas han recorrido el templo gótico en los últimos cuatro meses siguiendo las explicaciones de un «audioguía», cuyo alquiler cuesta tres euros para una visita que dura

León

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La Catedral en trece paradas. Un recorrido «silencioso» desde la época de Alfonso X el Sabio a la «dolorosa» reconstrucción llevada a cabo en el siglo XIX. Una visita de cuarenta minutos de duración, con las explicaciones de un singular guía. Desde hace cuatro meses, la Catedral dispone de «audioguías», emulando a los grandes monumentos europeos. Por tres euros se puede alquilar un pequeño casete, que cabe en la palma de la mano, para conocer los secretos que encierra un templo con setecientos años de historia. De momento, no existen versiones en otros idiomas; lo que ha debido ser un auténtico alivio para los profesionales leoneses que viven de explicar los principales monumentos a los extranjeros. Y es que «alquilar» un guía de carne y hueso para conocer todos los rincones de la pulchra cuesta alrededor de 77 euros, sin incluir la entrada al museo -1,70 euros más-. Con el «audioguía» al visitante se le entrega, además, un pequeño plano, para que pueda ubicarse en cada momento. La «ruta» comienza una vez traspasada la Puerta del Juicio. Una cálida voz transporta al siglo XIII. Son los inicios de la Catedral. La cinta reproduce el ruido de los canteros labrando la piedra. El guía invita a deleitarse con la belleza de los 1.800 metros cuadrados de vidrieras que convierten a esta seo en una joya única. De fondo, música de Amancio Prada. La voz en off explica el papel que juega el sol en la iluminación de los vitrales y la colocación de los personajes de este a oeste. En el Norte ­­-aclara- están los del Antiguo Testamento, que no verán la luz porque nacieron antes de Cristo. El guía pide atención para un sepulcro «escondido» en un recoveco de la nave derecha, donde está enterrado el obispo Martín Fernández, el gran promotor de la Catedral. A continuación, una parada en el crucero, un lugar privilegiado para conteplar las vidrieras y los gigantescos rosetones. Después, el gran retablo, realizado en el siglo XIX «aprovechando» algunas tablas del primitivo, obra de Nicolás Francés. El visitante se deja transportar por las capillas de la girola, pero antes se detendrá frente a la Puerta del Cardo, una espléndida muestra del gótico isabelino y ante el impresionante sepulcro policromado del mítico rey leonés Ordoño II. Pero quien centrará toda la atención es la Virgen Blanca, cuya talla original se conserva en una capilla, mientras una réplica luce en el parteluz de la Portada del Juicio. También el audioguía explica la gran devoción que tiene entre los leoneses la Virgen embarazada, una magnífica escultura del siglo XIII, policromada años después. Una breve parada en la capilla del Santísimo, antigua biblioteca, y, nuevamente, el visitante regresa al crucero. Desde allí, averiguará algunos «secretos» de la sillería del coro. El guía cuenta que la Catedral ha sido siempre «un conjunto frágil» y cómo los errores de algunos restauradores pusieron al templo al borde del desplome. En 1857 comienzan a caer cascotes -a través de los auricurales llega un inquietante sonido de piedras que impactan contra el suelo-. El descomunal peso de la cúpula barroca hace temer el hundimiento del edificio gótico. La voz en off hace una meditada pausa para prolongar el suspense... Prosigue relatando la providencial intervención de Matías Laviña y de su discípulo, Juan Madrazo, que impedirá que la Catedral se precipite al vacío. Durante 14 años la Catedral se sostiene gracias a un complicado sistema de andamios. Pero llega el momento de «probar» la solidez de los arreglos. Se retiran todos los andamios. El pueblo leonés contiene el aliento. A continuación se produce un ensordecedor crujido -perfectamente reproducido en la cinta-. Arbotantes, columnas y muros parecen soportar el peso de la nueva cúpula. La restauración ha sido un éxito. El guía explica que, aparentemente, aunque el muro del trascoro se presenta ante el visitante como un obstáculo en la nave central, es una obra excepcional del Renacimiento. Una última parada ante el sepulcro del obispo Martín Zamorano, el mejor de la Catedral, obra del mismo autor de la Virgen Blanca. Suena nuevamente una canción de Amancio Prada. Han transcurrido ya los 40 minutos y la voz del audioguía se apaga definitivamente...

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