Cerrar

Pianista

«Lo más importante es encontrar la autenticidad en los sonidos»

Más de sesenta alumnos de diferentes países asisten en León al curso que impartió el prestigioso pianista, que ofreció un concierto en el Auditorio Ciudad de León

Badura aprovechó un receso de la entrevista para jugar al ajedrez

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

Creado:

Actualizado:

Apóstol incansable de la interpretación con instrumentos para los que originalmente ha sido concebida la música de los siglos XVIII y primeras décadas del XIX,  el pianista austriaco Paul Badura Skoda (Viena 1927) se encuentra estos días en León después de cuarenta y dos años de ausencia, para ofrecer un Curso de interpretación pianística en la Asociación Euterpe y para brindar (ayer) un concierto en el Auditorio dentro de sus dos facetas de pedagogo e intérprete privilegiado. Ameno y gran conversador Badura Skoda es un hombre del Renacimiento. A su inmensa cultura en muchos campos del conocimiento une sus dos pasiones que cultiva con asiduidad: el ajedrez,  y la arquitectura además de un coleccionismo de pianofortes de época impresionante. -Maestro esta es la segunda vez que actúa en León, ¿cuándo fue la primera?    -Creo que sobre el año 61 y fue en el teatro Emperador. Ya en aquella ocasión me encantó la ciudad y ahora que tengo un poco más de tiempo aprovecharé para visitar su catedral el domingo. -Contar en un curso como este con más de sesenta alumnos de diferentes países no cabe duda de que es un éxito. ¿No lo cree así? -En efecto. Aunque estoy acostumbrado a tener un alumnado numeroso es realmente significativo que en una ciudad pequeña como León acudan estudiantes de tantos países y de escuelas tan diversas. Eso es un éxito que hay que otorgárselo a la Asociación Eutherpe en la persona de su presidenta Margarita Morais que siempre está atenta a que el nivel del profesorado se mantenga al máximo. Además siempre es muy gratificante el ver cómo cada vez los alumnos son más jóvenes y están mejor preparados. -Hasta 1948, usted consideraba los instrumentos originales como algo primitivo sin ningún interés ¿qué le hizo cambiar de parecer y qué diferencias hay entre el fortepiano y el piano actual? -Fue mi maestro Edwin Fischer quien me adentró en este mundo maravilloso del forte piano y he intentado mantenerme fiel a él grabando los conciertos de Bach, Mozart o Hydn en estos instrumentos. Sin emabrgo últimamente en las salas de conciertos empleo los otros instrumentos más modernos como el Stenway o Vesendorf, que producen unas dinámicas mayores. Las diferencias son también notables. En el forte piano el sonido es mucho más delgado y más rico en armónicos y encolares. La dinámica también es la misma sólo que el fortísimo del fortepiano es equivalente al mezzoforte del piano de hoy. Sin embargo el sonido del piano antiguo, además de una mayor limpieza te ofrece la posibilidad de hacer pianísimos tan delicados y controlados que resultan prácticamente imposibles en el piano moderno. -¿Entonces habría que decir que, por ejemplo la sonata 331 de Mozart, no se parece en nada cuando se interpreta en un pianoforte que en uno moderno? ¿La verdad sólo la tiene el pianoforte? -En absoluto, lo que sucede es que todo está en función de las obras, los lugares donde se interpreta y la filosofía que se le quiera dar a lo que se interpreta. Por ejemplo, a mi antes no había quien me sacara de las interpretaciones historicistas, sin embargo ahora toco Mozart en las salas con pianos actuales y suena igual de bien, lo único que hay que hacer es resolver algunos problemas técnicos. -¿Quiere decir que, por ejemplo, cuando se enfrenta a la sonata K. 310 de Mozart en la que hay un pasaje que suele crear problemas a los jóvenes pianistas porque se requiere tocar los graves con otro peso distinto que en el fortepiano, esa dificultad ¿cómo se resuelve? -Son trucos que suelo emplear en mis clases con el fin de que los alumnos pueden obtener un sonido más ligero, delgado y claro en los graves. Por ejemplo un mismo acorde cuando lo toco sobre un piano moderno, suelo hacerlo tocando unas notas menos para obtener el mismo efecto que obtengo con todas las notas en el fortepiano. Así el Mi llega a producir otros armónicos diferentes al Do por lo que crea más ruido que música al no mezclarse convenientemente. También depende del instrumento y del estado de los macillos, no obstante los macillos dulces, ideales para algunas obras de Debussy no van bien para Mozart. -¿Qué diferencias esenciales advierte en la manera de tocar cuando usted empezó y ahora? -Esencialmente ninguna. Hace poco el sello Genuin americano sacó al mercado una veintena de Cds con diferentes épocas de mi carrera como pianista y advertí con gran sorpresa para mi que salvo pequeños matices el resto de mis interpretaciones no habían cambiado nada. Tal vez ahora comprenda mejor ciertos pasajes, ciertas frases pero en general no ha sido un cambio perceptible. Tampoco cambió mucho la esencia de los tempos algo muy importante dentro de la escuela vienesa.  No tenía el sentido del ritmo que tengo ahora pero lo demás esta igual. Espero que pronto se distribuya en España. -Usted comenzó al lado de grandes mitos del tecclado como su maestro Edwin Fischer y los dos grandes directores míticos que fueron Furtwaängler y Knappersbuch ¿qué recuerda de ellos? -Furtwängler me oyó siendo yo muy joven y enseguida me contrató para tocar con el en Salzburgo. Era un director único que extraía a sus orquestas sonidos también únicos. Sabía encontrar en cada obra la esencia de lo inasequible y hacer con ella poesía. Sus grabaciones todavía lo muestran como un director inalcanzable. Con Knappersbuch la cosa fue algo más lenta. Me observó, me miró con esa mirada profunda y seria diciendo quién es este joven pianista, pero tras escucharme se puso muy contento y me invitó a tocar en su casa. Le gustó mucho, y me llamó para  a tocar con él varias veces los conciertos de Mozart en Viena y Salzburgo. Me produjo mucho dolor su muerte.

Cargando contenidos...