Una larga lista de personajes en busca de la revisión de su historia

-¿Es difícil hacer una narración atractiva sin renunciar a ser prolífico en los datos históricos? -Es complicado, pero no puedo llamar almohadón a algo que entonces no se llamaba así. Eso hace que al principio el lenguaje utilizado sea un poco arduo, pero al poco se convierte en algo natural. -¿La novela histórica está ganando lectores o sigue teniendo su público? -Lo dice Ken Follet muy bien: la novela histórica tiene que tener rigor, honestidad y una pizca de vida, empezar y acabar cada capítulo enganchando. Hay unos pequeños guiños que consiguen atrapar al lector, pero existe mucha gente interesada en el pasado, porque la novela y la aventura más bonita que existe es la historia. Todas esas cosas el lector está dispuesto a cogerlas, no sólo el lector clásico de novela histórica, sino a aquel interesado en conocer su pasado. -La Edad Media ¿es la época ideal para encontrar personajes atractivos? -Eso lo dicen los ingleses: «Ay de los españoles, el día que descubran lo fascinante que es su historia». Hay hombres y mujeres realmente fascinantes, y la Edad Media está plagada de ellos. ­-¿En qué personaje ha fijado su atención para su próximo trabajo? -Mi segunda deuda es un libro sobre historia leonesa. Pero también hay varios personajes sobre los que me gustaría investigar, como García Gómez, un conde leonés del siglo X, de la época de Almanzoró: o Antonio de Quiñones, un comunero que estuvo en la conquista de México; así como sobre Suero de Quiñones. O sobre la guerra de las comunidades en León, y también... Una lista interminable de proyectos para una mujer de curiosidad inagotable.