Funeral

EL MEDIODÍA de ayer fue para el funeral de Estado ofrecido a los siete militares españoles asesinados en Irak. Sin embargo era un acto diferente porque se realizaba en la secretísima sede del Centro Nacional de Inteligencia, ese CNI que en las últimas horas se hizo muy popular a cuenta de tan lamentable suceso. Al haber elegido la sede de ese organismo, cámaras y periodistas no pudieron acceder a la ceremonia por razones de seguridad. De seguridad propia. Por eso la señal en imagen y sonido fue servida únicamente por TVE para el resto de emisoras interesadas. No lo cuentan, pero en casos así se negocia todo, sobre todo el emplazamiento de las cámaras, porque muchos de los asistentes son agentes de información, espías , esa palabra tan antigua pero al mismo tiempo tan fascinante. Sería el colmo que sus rostros asomasen a millones de espectadores, aunque fuesen entre lágrimas de emoción y gesto crispado. Familiares, oficiantes, políticos, los monarcas y el príncipe heredero, fueron las únicas imágenes difundidas, obedeciendo a una planificación cuidada que evitase las sorpresas del directo. Fue por esta razón, un acto sin precedentes en la historia audiovisual. En muchas ocasiones, las cámaras se quedaron a las puertas, pero era la primera vez con un directo desde un organismo secreto .