La barba de Sadam

LAS IMÁGENES más deseadas por Bush son las de Bin Laden y Sadam Husein capturados. Con el primero lo tienen complicado, pero al segundo ya le echaron el guante en las primeras horas del domingo. Convulsión informativa mundial. Especiales en todas las televisiones y alegría desbordante en las cancillerías implicadas. Sin embargo, todavía pasarían algunas horas hasta poder contemplar el patético careto del hasta hace unos meses sangriento dictador iraquí, y ahora con la barba y el desaliño de un vagabundo. Un tipo que incitaría a la compasión de no ser por el pasado que arrastra. En estos tiempos mediáticos, los fulanos satanizados saben lo que les espera. Hace unos años, el cadáver del rumano Ceaucescu al pie de un muro después de ser tiroteado, no se olvida. O la mirada arrogante del serbio Milosevic ante el tribunal de La Haya. O el patético y senil Pinochet, por mucho que lo trincasen a medias. Son los casos más recientes de carniceros a los que finalmente les llega su san martiño . Imposible vencer el morbo de ver a Sadam hecho un asco, mientras los informativos recuperaban sus tiempos de esplendor. Se podrá discrepar (sobran razones) sobre la aventura de Bush en Irak, pero eso no impide la antipatía hacia el exterminador de millares de kurdos, aparte tropelías varias.