Dos arqueólogos y una antropóloga analizan los restos en Sahagún y los relacionan con otras piezas funerarias
La bañera que guardan las Benedictinas podría ser el sarcófago de Alfonso VI
La pieza, de mármol blanquecino, aparece descrita en las crónicas sobre los funerales del rey
El Museo de las Madres Benedictinas de Sahagún acoge una bañera de mármol que, según las investigaciones llevadas a cabo por los arqueólogos Julio M. Vidal y Luz González, y la antropóloga física Encina Prada, podría haber servido de sarcófago a los restos del rey Alfonso VI. Los tres expertos están realizando un trabajo más extenso con las conclusiones de su estudio. El Panteón Real del Monasterio de San Benito de Sahagún albergó entre otros los retsos del citado rey y su familia. El Museo de las MM. Benedictinas de Sahagún acoge, desde una fecha que todavía se ha podido precisar con seguridad, un objeto excepcional, tanto por su singularidad o rareza en los ambientes museísticos - no ya de la provincia, sino incluso de todo el país -, como por su extraordinario valor histórico, de confirmarse la identificación y funcionalidad que se apunta en esta teoría. Forma de bañera Se trata de una pieza realizada en mármol - o caliza marmórea -, de color blanquecino, que destaca por su forma de bañera, utilidad que aparece de manera invariable en las descripciones de todos aquellos que se han ocupado de ella. Al mismo tiempo, desde un punto de vista temporal, también se ha coincidido en atribuirle una posible filiación romana (ver por ejemplo Luis A. Grau, 1993, Sahagún. Museo MM. Benedictinas. Museos y Colecciones de León , quien también se interroga por el posible reaprovechamiento de la pieza en el monasterio medieval, pero sin más precisión). R. Domínguez Casas, por su parte, en una reciente (2001) guía del mismo museo (Ed. Edilesa), alude a este vestigio como pertenencia del gran monasterio benedictino y apunta su posible origen en una villa romana situada en la Dehesa de Mahudes, un yacimiento arqueológico de las proximidades de la ciudad del Cea. De acuerdo con las informaciones recogidas en la propia comunidad de Benedictinas - especialmente con la colaboración de la madre abadesa y, en particular, de sor Consuelo -, la «bañera» en cuestión habría sido adquirida entre los bienes desamortizados del monasterio por un ascendiente de Higinio Monje, quien la tuvo en una finca de su propiedad en Valdelaguna, cerca de Trianos, hasta su muerte, ordenando, entre sus últimas voluntades, que fuera devuelta a las religiosas para contribuir a la constitución del museo. La artesa tiene unas dimensiones de 2,32 metros de largo; un metro de ancho y 56 centímetros de profundidad en su interior. Presenta un borde exvasado, con un labio netamente destacado, borde que es más amplio que la base propiamente dicha. Dicho labio se interrumpe en la mitad de los lados menores, que son redondeados, con sendos topes de forma cuadrada, situados en un plano horizontal. Reutilización como sarcófago El grupo de estudiosos propone la reutilización de esta pieza en el convento de Sahagún como sarcófago y, más en concreto, como aquel que pudo contener los restos del propio rey Alfonso VI. Apoyan esta hipótesis en varias consideraciones, entre ellas en las mismas descripciones que existen de aquellos que vieron el túmulo funerario del rey, como, por ejemplo, Ambrosio de Morales (1513-1591), un cronista de Felipe II que visitó el monasterio y que describe el enterramiento del rey de la siguiente manera: «En medio de la capilla mayor está enterrado el Rey D. Alonso el VI, con harta magestad de sepultura: sobre leones grandes de alabastro está una arca grande de mármol blanco [el subrayado es nuestro] de ocho pies en largo, quatro en ancho, y alto, y el cobertor es llano y liso de una pizarra negra» (...) La Primera Crónica Anónima, por su parte, también alude a la «...sepultura [del rey Alfonso VI] labrada de precioso mármol cerca de la reina Doña Constanza». Información realizada por: los arqueólogos Julio Vidal y Luz González y la antropóloga física Encina Prada