EL INVENTO DEL MALIGNO
«Realities»
Pregunta: ¿Ha entrado en crisis el formato del 'reality-show'? Respuesta: a juzgar por lo que ha pasado con 'Gran hermano' -e incluso con 'realities' atemperados como 'Operación triunfo'- podría decirse que sí, en la medida en que este tipo de programas ya no parece capaz de provocar gigantescas conmociones entre la audiencia. Pero ahí están y ahí seguirán, porque, aunque todo tiempo pasado sea en su caso mejor, el hecho es que mantienen una porción de espectadores más que suficiente para garantizar una cómoda supervivencia. Cuando se plantea el futuro de los 'reality-shows' siempre se mira a lo que pasa en el extranjero, particularmente en los Estados Unidos, y en este caso hay que decir que la tendencia allí dominante parece confirmar el vaticinio. Lo último en Norteamérica está siendo un 'reality' llamado 'La vida simple' que consiste en coger a dos megapijas inequívocamente americanas y soltarlas en medio de una tradicional familia granjera. Las megapijas en cuestión son Paris Hilton (hija de los magnates hoteleros Hilton, que tuvieron la singular humorada de bautizar a una hija suya de tal guisa) y una hija de Lionel Ritchie. Toda la gracia consiste en ponerlas a vivir en medio rural y ver qué pasa. Pasar, lo que se dice pasar, no pasa gran cosa, como en ninguno de estos programas. Las cosas pasan en el exterior, fuera del 'reality', porque un antiguo novio de Paris -o de la otra, ya no sé- ha aprovechado la brillante promesa de fama efímera y dólares sonantes para difundir por ahí una cinta en la que ella hacía el amor con él, el muy guarro. La cinta no se ha visto en pantalla, sino en Internet, que en las Américas ocupa el lugar que aquí desempeñan revistas y programas de todos conocidos. En otro 'reality', para que usted se haga una idea de por dónde van los tiros, la cosa consiste en juntar a una soltera con un montón de solteros, a ver quién se la liga, y también existe un formato inverso, o sea, solteras para el soltero de oro. Es algo parecido a lo que hemos visto aquí, pero con mucho menos morbo -porque hay menos hormonas en combate- y cotidiano final feliz con traje blanco de novia y boda por todo lo alto. O sea, que esto es lo que se está llevando en los Estados Unidos, donde los excesos dejan el campo de la tele y se pasan al de Internet, mucho más agradecido para ese tipo de siembras. A propósito: en América, los programas de medianoche (que allí empiezan a las diez, porque ya está la gente en la cama) son más informativos que en España. A ver si aprenden.