De buena ley

PRODUCIR (y reproducir) imágenes de época ni es fácil ni a priori tienen el éxito garantizado entre los espectadores. Hay el dato objetivo de que las películas «históricas» encuentran de entrada un cierto reparo en el público, porque lo dominante es la gente joven que está más por la coyuntura y rechaza rollos del pasado. No ocurre igual en la televisión, donde el espectro es amplio, y el target variado. Por eso gozan de buen predicamento los filmes y los seriales de época cuando están planteados con rigor ambiental y cuando se nota que hay un trabajo de diseño serio. As leis de Celavella apunta felizmente en esa dirección, y ya era hora. Trece entregas que anteayer comenzaron en TVG como la primera teleserie de intriga, ambientada en una villa que tiene por principal soporte ambiental los exteriores de Betanzos. Al margen la trama, de la que sabremos con el paso de las semanas, el producto demuestra que es posible hacer ficción de calidad, competitivo, que tenemos profesionales de altura y que el país posee un rico patrimonio construido que vale la pena mimar y conservar. Aparte el turismo y la incidencia en la calidad de vida vecinal, la industria audiovisual puede dar buena cuenta de ella. Lo demuestran en As leis de Celavella . Compite con la carallada Ana y los 7 (La Primera), y con el ya reiterativo C.S.I. Miami (Tele 5). Incluso recupera el folletín por entregas. De buena lei.