Más cambios y menos interés

Lleno a rebosar en un Auditorio que se quedó pequeño para presenciar las evoluciones de los bailarines del Ballet de Biarritz , en otra demostración más de que la danza y el ballet, al igual que la ópera y el teatro, gozan de una aceptación fuera de lo usual entre los leoneses, algo de lo que todos debemos congratularnos. Creación con coreografía de Thierry Malandain, sustituyó, una vez más y sin avisar, a la programación que figuraba en los libretos de temporada, donde se leía Homenaje a los ballet rusos , un montaje totalmente distinto a lo que vimos, que se cayó de cartel por intereses de la compañía y que nadie se molestó, como es ya habitual por estos pagos, en señalar ni por megafonía interna, ni en las taquillas, ni en prensa. Mi pregunta ante tan repetida costumbre es si los responsables del Auditorio se enteran de lo que les venden o hacen la vista gorda para no crear malestar. De ser esto último se estaría cometiendo sencilla y llanamente un fraude porque se da al público algo distinto por lo que ha pagado. Respecto a lo que pudimos ver en escena la cosa merece un punto más de reflexión. La música de Las criaturas de Prometeo de Beethoven, con retazos de la tercera sinfonía del mismo y la música coral con la que se cerró la obra sobrepasaron las posibilidades plásticas de un programa en el que a parte de la excelente preparación de los bailarines el resto fue un continuo devenir por coreografías ya vistas, movimientos trillados y un cierto regusto por lo tribal que no llegó a cuajar. Algún pequeño hallazgo aquí y allá, para intentar encandilar a los rezagados, no fueron suficiente para hacer que lo que la música decía y lo que ellos intentaban trasmitir eran dos cosas muy diferentes. El manido recurso de la esfera, que desde el Gran Dictador de Chaplin se viene repitiendo por todos los montajes del mundo, sólo sirvió para ratificarnos aún más en que una cosa es la buena preparación técnica y otra el crear alguna coreútica inspirada y novedosa. Con razón Chateaubriand dijo aquello de que «todo lo que no es tradición es plagio».