La policía confisca en tres redadas 40 falsificaciones de Vela Zanetti

En los tres últimos años la policía ha confiscado, en otras tantas redadas, 168 obras de arte falsificadas, de las que 40 eran de un mismo autor: Vela Zanetti. La fundación que lleva el nombre del pintor, con sede en León, mantiene una dura batalla por desenmascarar a los «piratas». Desde los comienzos de esta fundación, ubicada en el Corral de Villapérez, su secretario, Eduardo Aguirre, ha certificado 200 cuadros plagiados, en su mayoría «burdas imitaciones» realizadas en serie. Mientras las falsificaciones incautadas por la policía, al parecer, son destruidas, algunos particulares intentan deshacerse de ellas colocándolas nuevamente en el mercado del arte. El pasado mes de noviembre la firma Durán tenía que retirar de una subasta dos imitaciones atribuidas al artista burgalés, adquiridas en León, y con un precio de salida superior a los 3.000 euros. El mercado pirata mueve al año muchos millones de euros. Un negocio redondo, porque el beneficio es del cien por cien; teniendo en cuenta que el coste de los materiales es ínfimo. En este mercado fraudulento es posible adquirir una obra de Vela Zanetti por 6.000 euros, mientras que el precio mínimo de un original en una subasta no baja de los 18.000 euros por un cuadro de tamaño medio. Baste como ejemplo que en diciembre del 2002 la sala Durán sacó a subasta un cuadro de temática campesina por poco menos de 12.000 euros y cerró la puja en casi 18.000. Meses antes de la muerte de Vela Zanetti -en 1999- se celebró el primer juicio por la falsificación de su obra. Aguirre ha podido constatar que una parte importante de las obras que se vendieron en León en los años 70 eran falsas. Tras muchas pesquisas, la Fundación logró averiguar que los duplicados se producían cuando los propietarios llevaban sus obras a enmarcar. Muchas de estas pinturas están saliendo a la luz. Más de 5.000 originales Aguirre calcula Vela Zanetti pudo firmar más de 5.000 obras, teniendo en cuenta que de cara mural realizaba más de un centenar de bocetos que también vendía. Salvo el paréntesis de la Guerra Civil, el artista burgalés confesó que sólo dejó de pintar en su vida tres días, lo que explica que fuera tan prolífero. «De cada diez obras que certificamos, ocho son de personas de fuera de León» y ello teniendo en cuenta que esta ciudad, junto a Burgos, son las que concentran a mayor número de coleccionistas de la obra de Vela Zanetti, lo cual hace sospechar a Aguirre que estemos sólo «ante la punta del iceberg». La ingente cantidad de obra del pintor, su particularísimo estilo, su temprana fama y que en los primeros años vendiera su obra directamente, sin intermediarios ni galeristas de por medio, le conviertieron en blanco de los falisificadores. Pero rara vez, como asegura el secretario de la Fundación Vela Zanetti, «hemos encontrado copias de calidad». En ocasiones, Aguirre ha tenido delante varias repeticiones de una misma obra, como un Judas, el Bodegón del sudor o la mítica serie de gallos de pelea. Pese a la reiteración de las obras, la habilidad del copista no mejoró con las sucesivas réplicas. Para quienes no detecten a simple vista la baja calidad de las falsificaciones, una buena pista puede ser su precio; se trata habitualmente de chollos, inexistentes en el mercado legal. De momento, el descubrimiento de tan ingente número de reproducciones no ha conseguido perjudicar el buen nombre del autor original.