Caballero Bonald reúne 50 años de su «poesía intermitente»
Puede pasarse hasta una década sin escribir un sólo verso. Pero cuando la «mosca poética» le pica de nuevo, José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) «rejuvenece» y se afana en trabar poemas «cada vez menos adustos». El último picotazo poético le llegó al gaditano con el estallido de la guerra de Irak, poemas dolidos y «un tanto utópicos» que aún tardaremos en conocer. Entretanto, ha revisado su poesía completa, medio siglo ni más ni menos, para ofrecérnosla en un sólo volumen bajo el título de Somos el tiempo que nos queda ( Seix Barral). Es a su vez «un inventario biográfico» que va de su primer a su último poemario. «Tengo que releer y revisar mis obras para descubrir sus virtudes», dice modesto el autor de Ágata ojo de gato, convencido como está de que un poema se puede corregir eternamente. Y no por perfeccionismo, «sino por adaptar las experiencia pasadas a mi vida actual y porque la evolución del gusto resta significado a las palabras, que envejecen como sus usuarios».