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«Los artistas tenemos mucho de farsantes, aunque nunca hemos dejado de ser niños»

El leonés Enrique Rodríguez expone sus fantasías en Ármaga

El artista afirma que su pintura se aparta del surrealismo para representar «ficciones»

El artista leonés Enrique Rodríguez posa junto a una de sus obras

Publicado por
Marcelino Cuevas - león
León

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Enrique Rodríguez vive inmerso, aunque le cueste reconocerlo, en una mágica ensoñación. Sus cuadros nos trasladan a escenarios inventados llenos de infantil fantasía, poblados de máquinas de inimaginables aplicaciones, delicadas arquitecturas y estructuras multicromáticas que flotan en una atmósfera cada vez mejor definida. Pero el artista no se resigna a que su obra sea calificada de surrealista. «Aunque mi pintura puede ser fácilmente adscrita a la temática y modos surrealistas, no creo que sea posible encasillarla en ninguna tendencia plástica, creo que, además, no conviene hacerlo, ya que no es la dinámica de estos tiempos, donde lo importante es rescatar el valor de la individualidad. Mi pintura se aparta del surrealismo en cuanto que no trato de representar paisajes soñados, ni oníricos, aunque pueden parecerlo. Mi pintura representa más bien ficciones pintadas en libertad». A lo largo del pasado año, Enrique Rodríguez, ha realizado exposiciones en varias localidades de la provincia en una muestra itinerante que visitó la capital, concretamente la Casa de las Carnicerías. También ha expuesto en Zamora y en varias localidades asturianas. «Llego a León nuevamente satisfecho después de un 2003 pleno de logros. Además de las múltiples exposiciones, he conseguido que mis cuadros hayan obtenido importantes menciones en varios certámenes en los que he participado. Para mí, esta situación ha significado una consolidación en las propuestas pictóricas que planteo y me hace pensar que camino en la dirección correcta». Enrique Rodríguez concibe la actividad de pintor como una acción lúdica. «Los artistas tenemos mucho de farsantes, de actores. Lo que nos diferencia del resto de los mortales es que nunca hemos perdido la necesidad innata en el ser humano de emborronar una pared o cualquier superficie que encontremos a mano. En realidad nunca hemos dejado de ser niños. Quizás esa sea la idea, que todo se trate de un juego, mientras representamos la película de seres poseedores de los secretos más recónditos del espíritu». El pintor se plantea cada cuadro como algo nuevo y distinto que debe romper con todo lo anterior. «Comenzar una obra es una odisea fantástica en la que todos los logros conseguidos con anterioridad deben ser olvidados. Tenemos que tratar de dejarnos sorprender, iniciar la andadura con la ignorancia y la incertidumbre de no saber nunca donde vamos, disfrutar plenamente de lo que vayamos encontrando por el camino, observándolo todo con la magia y la emoción de quien descubre por primera vez paisajes y objetos desconocidos. El desarrollo de la creación debe ser un proceso orgánico y natural, fruto del puro acto pictórico». Horario: En la galería Ármaga, de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00; los sábados, sólo en horario de mañana.