Modelo
«Letizia Ortiz tiene un gran corazón»
La novia del primo del Príncipe Felipe está a punto embarcarse con la Plataforma de Mujeres Artistas para ayudar en Palestina
Gallega de madre asturiana y criada en Asturias, Laura Ponte, de 30 años, tiene mucho en común con Letizia Ortiz. Son casi de la misma edad, han crecido en el mismo paisaje y ambas se casan este año. El novio de Laura, además, es Beltrán Gómez-Acebo, primo carnal del príncipe Felipe. Retirada de las pasarelas por voluntad propia, la modelo volvió a pisar el backstage de Gaudí esta semana como madrina del patrocinador Moët & Chandon. -¿Añora la pasarela? -No, aunque a lo mejor me da una especie de flash y vuelvo. Este trabajo no es fácil de dejar. -¿Por qué ha elegido a Miguel Palacio para su traje de novia? -Es amigo mío y tengo muy buena comunicación con él. Yo le he dado mis ideas y, a partir de ahí, que él desarrolle su ingenio. -¿Le pondrá algún detalle asturiano? -La «prenda» asturiana serán los invitados maravillosos que vendrán de esa tierra. -Muchos destacan su excelente relación con Letizia Ortiz. -Las dos somos asturianas y vamos a pasar este año por la experiencia del matrimonio. -Algunos ya empiezan a valorarla como la amiga de la futura reina. -Yo siempre digo que, por encima de todo, está la persona. Lo que venga añadido, su ocupación o sus apellidos, para mí no significa nada. Si otros quieren cambiar porque me ven en determinados sitios es su problema, no el mío. A mí nunca me ha gustado la gente que se fija en esas cosas. La tontería no la soporto. -¿Y cómo es Letizia de cerca? -Tiene un gran corazón. Y en un gran corazón creo que sólo caben buenas intenciones. -Hace poco, le hicieron un reportaje en Ghana, con una ONG. -Estuve con los voluntarios de un orfanato. En esos temas no sabes nunca hasta qué punto creerte la generosidad de la gente o si hay un negocio detrás. El primer día pensé: ¿qué hago yo aquí?. Pero luego decidí que Laura se iba a aprovechar de la Ponte para vivir esa experiencia. -¿Laura es usted y La Ponte, su personaje? -Sí. Al final, creo que me aproveché del personaje. Me compré Ebano, de Kapuscinski, pero no leí nada. Los tres primeros días estuve fijándome más en la autenticidad del proyecto. Y, cuando ya se me vino el mundo encima, porque realmente quería hacer algo, me tuve que ir. Estos viajes te hacen pensar en dejarlo todo e ir corriendo a ayudar, pero yo, quizá porque tampoco soy tan buena, he llegado a la conclusión de que se puede ayudar desde donde estás. Ahora me voy a Palestina. Ahora o nunca -¿A qué? -Voy con la Plataforma de Mujeres Artistas. Me he apuntado porque quiero ver cómo sienten y qué mueve a estas mujeres y comprobar lo que está ocurriendo allí. Me daba un poco de pudor porque puede sonar a lo de siempre: la modelo que se va a no sé dónde. Pero necesito ver la realidad en directo. Soy muy curiosa y creo que la vida me ha dado un regalo que es este trabajo y la oportunidad de conocer a gente increíble que me propone estas cosas. Así que no lo voy a desaprovechar. De hecho, me lo he estado pensando mucho, porque a mi madre le daba miedo. Pero tenía que ser ahora. El día de mañana, cuando tenga hijos, no podré ir. -¿Teme perder la libertad al ingresar en la familia del Rey? -No, no. En eso soy libre.