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Publicado por
MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ
León

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EL FIN DE SEMANA trajo otra noticia de un lugar bajo la amenaza de saturación informativa: Irak y su guerra. Esta vez no era un atentado ni otro soldado norteamericano muerto, en un goteo incesante. Se trataba de militares japoneses desplazados allí como parte de lo que llaman fuerza multinacional. Bah, son 50 hombres y unos cuantos vehículos. Poco podrán hacer, pero la imagen de la bandera japonesa sobre los blindados activó nuestra memoria infantil, de cuando los japos eran villanos en los comics de Hazañas bélicas o de Sargento Rock , por citar algunos. Por ellos supimos los que era un kamikaze , un avión zero o el grito de guerra banzai . También el cine nos hizo ver a los militares japoneses como unos señores muy crueles. Era mucho el pavor que provocaba el gran actor Sessue Hayakawa en la piel del coronel del campo de concentración en donde Alec Guinness era su prisionero en El puente sobre el río Kwai (David Lean, 1957) Y así docenas de películas. Los japos y los nazis perdieron la II Guerra Mundial y pasaron a convertirse en los malos oficiales de la propaganda estadounidense, y por extensión del resto de Occidente. La llegada a Irak de los nipones supone derribar otro mito, el del veto a su ejército fuera de su país, incluso en misión de paz. Ya metidos en follones, era hora.