La historia interminable

Este año se celebra la 17 edición del Memorial Ángel Barja y según su catalogador, Lusi G. Viñuela, aún falta bastante por hacer para clasificar todo el material que permanece en sus archivos. Hace un año se hizo una edición en 23 cedés que recogían toda la obra del compositor y que, según palabras de Viñuela, «se ha hecho precipitadamente y hay un tremendo fárrago que dificulta su consulta, además de estar aún incompleta porque van a pareciendo otras partituras. Por otro lado, el dejar copias de la obra de Barja a quien lo pida es peligroso porque aún no están dadas de alta en la Sociedad General de Autores». La primera pregunta que se nos ocurre es ¿qué se ha estado haciendo todos estos 17 años con la obra de Barja, para la cual había dedicada una persona en trabajo exclusivo y con contrato expreso para hacer esta labor; y aún no se ha concluido ni su edición en papel, ni en cedé, ni se puede consultar más que con permisos estrictos de la familia y de Diputación, según señaló la diputada Natividad Cordero. La segunda y más candente es : ¿cómo después de 17 años de su desaparición aún no se han registrado en la sociedad de autores estas obras póstumas? Su viuda, Begoña Alonso, ha reclamado la totalidad del archivo, por activa y por pasiva, para darlo de alta en la SGAE, y desde Diputación se ha dado la callada por respuesta. «Siempre -dijo- con la disculpa de que se está catalogando, cuando según contrato hace ocho años que tenía que haberse concluido. Lo que quiero es que la obra de Ángel tenga la máxima difusión y la puedan tocar y consultar quien quiera sin ninguna traba». En fin, un cúmulo de preguntas, unas cuantas respuestas confusas y una historia interminable que no ha hecho más que comenzar.