«Los vitrales de la Catedral están en estado grave, pero no en estado crítico»

El presidente del «Corpus Vitrearum» aseveró que «el taller de reparación de las vidrierasnunca se debió de parar» y advirtió de que «esto no puede volver a ocurrir, porque no hay muchos expertos en vidrieras en España y se corre el riesgo de que los que trabajan aquí se dispersen y sería muy difícil volver a reanudar la labor». Las vidrieras de la seo de León ocupan 1.800 metros cuadrados, de los que «menos de la mitad» están restaurados y de los que el «veinte por ciento corresponden al siglo XIX», cuya reparación es más sencilla. «Aún queda labor por hacer», dijo el experto que no se atrevió a pronosticar cuándo concluirían los trabajos, si el taller fuera al ritmo actual, porque «es como decir cuánto tiempo tarda en curarse una persona si guarda reposo». Según sus palabras, las vidrieras «están en estado grave como lo están muchas de Europa, pero no están en estado crítico, ni se puede decir que su situación es insalvable». «Se han hecho muchos trabajos para parar el mal», explicó y agregó que «el problema más grave es la corrosión externa», ya que en la cara exterior de las vidrieras «se ha ido creando como una capa de materiales que hay que limpiar como si se tratase de una muela picada». Afortunadamente, según explicó, la zona de la Catedral de León es peatonal ahora y se ha suprimido el tráfico de vehículos, que causaban gran «contaminación», además de camiones pesados, con las consiguientes «vibraciones» que dañaban el templo catedralicio. «Las vidrieras sufrieron más desde 1950 al 2000, que desde el siglo XIII al XX», explicó.