INTERFERENCIAS
Masacre
NO DIREMOS nada original afirmando que lo de ayer fue mediáticamente comparable al 11-S en el Worl Trade Center neoyorquino. Solamente faltó el directo, porque los vagones destrozados, los cadáveres, los heridos, la sangre, los restos esparcidos, los rostros desencajados, las ambulancias, todo recordaba a aquella tragedia, o a esas otras tragedias que con desgraciada frecuencia nos llegan desde Israel. Fue un día intenso para los medios de comunicación, en particular para las televisiones. Todas las cadenas alteraron sus parrillas para recoger la irracional salvajada. El goteo in crescendo del número de víctimas, los testimonios, las declaraciones políticas. Se sospechaba que los psicópatas terroristas interferirían en las elecciones democráticas por su apego al irracional aforismo «cuanto peor, mejor». Y finalmente llegó cuando la campaña tocaba a su fin, en un tono bastante insulso y sin debates. Todos los informativos del mundo abrieron con la tremenda masacre de Madrid. Espeluznante lo ocurrido. La cobertura informativa habrá logrado dos cosas: pedagogía sobre lo absurdo de la violencia con la necesidad de pulverizar la lacra terrorista, y la convicción de que la reacción está en acudir a votar el domingo. Con todo, y aún con la rabia que pueda sentirse, algunas televisiones nunca debieron sacar los rostros.