INTERFERENCIAS
Pirómano Sharon
ATRIBUÍAN a Ahmed Yasín docenas de atentados y de muertes israelíes. Era el líder de Hamás hasta que el deplorable Ariel Sharon decidió ejecutarle. Por las bravas y pasándose por el forro las normas internacionales en cuestión de Derecho y derivados. Terrible que los informativos abran con el suceso y nadie lo califique de «crimen de Estado», que lo es, porque oficialmente no consta la guerra entre Israel y Palestina, aunque anden a la greña desde hace décadas. Imaginen la lectura que del suceso sacarán, por ejemplo, y no es demagogia, los más pequeños: se puede matar impunemente en democracia (Israel lo es y el Lukud de Sharon, un partido supuestamente democrático...). Salía Yasín de orar y se lo cargaron. No justifiquemos a ninguno de ambos bandos cuando se flagelan con la única arma del terrorismo: los palestinos con atentados suicidas, los israelíes con el ejército. A esto le llaman «asesinato selectivo» y lo sueltan con descaro, políticos supuestamente civilizados. La herida de Madrid todavía sangra en la televisión y cuando se impone la reflexión sobre la ligereza de algunos políticos en la dudosa aventura de Irak, irrumpe Sharon con otra de las suyas. Siempre queda la esperanza de que las urnas y el sentido común acaben por recolocar las cosas. Deberían sentar a Sharon ante un tribunal por una simple cuestión de higiene. Acaba de incendiar... un volcán.