Diario de León

Escritora

«Sigo siendo una rebelde con causa»

La escritora leonesa hace balance vital y literario en la novela «En la distancia»

La autora leonesa hace una «catarsis dolorosa» en su nuevo libro

La autora leonesa hace una «catarsis dolorosa» en su nuevo libro

Publicado por
Miguel Lorenci - madrid
León

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«Ha sido muy doloroso, una catarsis necesaria». Así se refiere Josefina Aldecoa (La Robla, León, 1926) a En la distancia ( Alfaguara), unas memorias literarias y vitales en las que la escritora y educadora, viuda de Ignacio Aldecoa, hace balance buceando en sus mejores y peores recuerdos. A sus 78 años y tras este doloroso repaso, Josefina Aldecoa sigue considerándose «una rebelde con causa». -¿Cuáles son hoy sus causas para la rebeldía? -Las de siempre. La libertad, la justicia y la solidaridad con todos los seres humanos. Mi causa sigue siendo el ser humano, tan desgraciado a menudo, tan ajeno al mundo al que no se sabe muy bien a qué venimos. El existencialismo sigue siendo mi filosofía. -Estas memorias ¿son una suerte de testamento? -Sí. La palabra es fuerte pero es así. Estoy instaladísima en la vejez, un momento muy dado al ensimismamiento y a repasar la vida. No son unas memorias al uso, con datos, cronología y autobiografía. Son reflexiones sobre cada etapa de mi existencia y sobre las personas clave para mi desarrollo intelectual. -¿Ha sido un viaje doloroso? -Sí. El más costoso de mi vida. Bucear en los recuerdos es doloroso y difícil. Se crea un clima especial. He llorado todo lo que he querido. Ha sido un gran sufrimiento. La memoria es traicionera. Se recuerda lo que se quiere recordar, y este libro es memoria y nostalgia, pero no un documento. Es un viaje a mi pasado, un poco anárquico, pero también liberador. -Una vida dividida entre la literatura y la educación. ¿Qué le ha dado más satisfacciones? -Ambas me han dado satisfacciones y disgustos al 50%. La literatura es un trabajo solitario y la educación de equipo y con muchos alicientes. Lo he equilibrado bien. Pero mi verdadera vocación fue la literatura, desde que descubrí a los quince años la poesía a través de Eugenio de Nora o Victoriano Crémer y la revista Espadaña. -La muerte de Ignacio Aldecoa a causa de un infarto ¿es el momento más duro de su vida? -Sí. Me convertí en una muerta en vida. -¿Que aprendió de él? -La pasión por la literatura, que fue lo que nos unió desde que nos conocimos en el Café Gijón. Discutimos siempre apasionadamente, compartimos descubrimientos y escritos. Vivimos la literatura de modo desmesurado en aquella España siniestra. 1397058884 ¿Sigue hoy «aldecoholizada»? 1397058884 Sí. El espíritu, las experiencias vividas y su personalidad están ancladas a mi mente y mi corazón. Era un ser curioso y lleno de vida. -Aldecoa fue miembro de una generación, la del medio siglo, que, dice, fue maltratada. -Sí. Éramos la generación de los niños de la guerra. Teníamos experiencias comunes. Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Ana María Matute, Fernández Santos... Nuestra vida estuvo marcada por la guerra y la represión. Hubo que esperar a los noventa para que se impusiera la justicia y la reflexión. -Conoció la república, la guerra, la dictadura ¿Cuándo tomó conciencia política? -Con el fusilamiento de mi profesor en León a los diez años. -¿Para qué se escribe? -Para que nos quieran más, para que los demás nos conozcan mejor. Escribir tiene un punto de narcisismo.

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