Diario de León

Acierto de los jóvenes intérpretes

Las pianistas Elena Miguélez y Rebeca Manjón, el violinista Roberto González y la contralto Pilar Vázquez ofrecieron un espléndido recital en el Auditorio

La joven pianista leonesa Rebeca Manjón

La joven pianista leonesa Rebeca Manjón

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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Entre los numerosos aciertos programáticos del Auditorio hay uno que merece la pena destacar por encima de todos los demás por lo que tiene de interesante y necesario, como es el de la Tribuna de Jóvenes Intérpretes. Por medio de ella se dan a conocer y tienen la oportunidad de que otras personas vinculadas al mundo de la música les escuche y les contrate. Algo que es ya una realidad a raíz del concierto del pasado domingo. Como no he podido asistir más que a la segunda parte del mismo, voy a hablar brevemente, lamentando no haber podido presenciar todo lo anterior en la que la pianista segoviana Elena Miguélez y el violinista Roberto González mostraron, según comentarios de pasillo, su buen hacer y sus progresos sensacionales con sus respectivos instrumentos. Abrió la segunda parte del concierto la contralto Pilar Vázquez, no soprano como figuraba en el programa, o que el violinista tenía seis años (nacido en 1998 decía) cuando en realidad eran diez años más, algo totalmente incomprensible si se leyese los programas una persona cualificada. Así pues, la contralto Pilar Vázquez abrió esta última parte del recital, con cuatro arias de repertorio correspondientes a dos óperas y dos zarzuelas. Dueña de una voz bien timbrada, con un centro generoso y redondo y unos graves poderosos y bien colocados, sus progresos se han notado de forma sustancial en el manejo de los reguladores y en especial en esa aria de Sansón y Dalila, Mon coeur, donde la zona grave resonó como una caverna y mantuvo en todo momento la tensión de la línea de canto sin variaciones de color. Magnífica en el Werther, con lirismo y un punto de desgarro, y exultante en la romanza de Gloria de Los de Aragón, donde Pilar, sin concesiones, destapó las extraordinarias dotes de actriz que posee. Cerró este lujo de recital la romanza de Encarna del Último romántico, dicha con toda la intencionalidad y encanto por Pilar. ¿A qué esperan los empresarios españoles para convertirla en una primera figura que sin duda es? Clausuró la incomprensible velada de más de dos horas y media de duración, que casi se convierte en un rosario de la aurora, como si no hubiera días y momentos para hacer dos funciones, la intervención de la magnifica pianista leonesa Rebeca Manjón, quien ofreció un concierto de campanillas con Las noches en los jardines de España, de Falla, acompañada con acierto y buen gusto por la Orquesta Ciudad de León, dirigida con su habitual maestría por su titular Dorel Murgu. Ni que decir tiene que nos encontramos ante una joven pianista que es ya toda una realidad tanto pos su forma de tocar como por su manera de entender la obra y saber trasmitirla. Rebeca Manjón fraseo con delicadeza y seguridad ese Generalife y utilizó todos los recursos a su alcance para hacer de la Danza lejana una suerte de entramado melódico que recorrió todo el teclado hasta expirar con un leve roce de notas en ese pianíssimo que Rebeca convirtió en un suspiro. El final encadenado, con todo el poderío andaluz en sus notas, rubricado por ese rubato del allegro que la solista desgranó con sutil canto, fue lo mejor del concierto. Que se repita.

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