Jim Caviezel
«Siempre sentí que no soy digno de este papel»
El actor norteamericano que interpreta a Jesús asegura que «La Pasión» es «algo personal» para él y para Mel Gibson
Jim Caviezel es el Jesús de Nazaret de Mel Gibson, que ha dirigido, producido y coescrito la película más polémica de la cinematografía actual. Una vez más, esta universal historia revoluciona la gran pantalla como ya lo hizo, en 1988, Martín Scorssese con William Dafoe en La última tentación de Cristo. -¿Se merecía este papel? -No. He pensado en mis pecados, en las cosas que he hecho... Soy humano y he cometido muchos errores. Siempre sentí que no era digno de este personaje. -Puede que Mel Gibson pensara en usted por ser católico. -No lo creo. Es más, Mel me dijo que no buscaba un actor por ser católico, judío o musulmán, sino porque era el idóneo para ser Jesucristo. -Después de hacer un filme como «La pasión», ¿le resultará más fácil tener trabajo en Hollywood? -No escogí esta propuesta porque viniera de Gibson, sino por el proyecto. Es cierto que Jesús fue golpeado hasta quedar irreconocible y Mel quería utilizar ese efecto para conseguir sensibilizar al público. Quiero traer la verdad a los personajes que hago, ya sean religiosos o cómicos. Quiero que el espectador sienta que mi corazón está en ese personaje. -Gibson ha dicho que supo que usted era Jesús cuando le vio en «La delgada línea roja». -No tengo ni idea. Mel nunca me comentó esto, al contrario, me indicó que no sabía nada de mí ni de mi fe. Lo único que me explicó es que me consideraba el mejor actor para el personaje, y yo tuve que pensármelo mucho porque rodar una película en latín, hebreo y arameo no es fácil. -Durante el rodaje, ¿cuál fue su mayor problema? -El frío. Comencé con el personaje cuando tenía el hombro lesionado y me costo mucho trabajo recuperarme, porque había días en los que tenía que estar colgado en la cruz a bastantes grados bajo cero. Yo estaba desnudo y el resto del equipo con el abrigo. -¿Qué tiene que decir sobre la polémica que ha levantado el filme? -La película sigue la línea del Nuevo Testamento. El Papa, que ha visto el filme, es el que más ha trabajado por las relaciones entre los cristianos y los judíos, algo que no ha hecho ningún otro Pontífice. Algunos se han sentido ofendidos. Pero si eres judío te van a atacar por tu fe, igual que si eres católico u ortodoxo porque cuando tienes una fe sólida te van a atacar, piensan que eres una persona excéntrica. -¿Qué opinión tiene de Mel Gibson como director? -Es un gran cineasta. Hizo Braveheart y ganó cinco Oscar. Cuando le conocí y me habló del guión, me di cuenta que no tiene nada contra los judíos, que sólo quería hacer una película sobre Jesús. Tanto para Mel como para mí, este largometraje no era un trabajo más, era algo personal. -¿Cómo afectó a su fe este papel? -Mel me contrató como actor, no como católico religioso. Vivo mi fe intensamente, es muy importante para mí. Recé mucho rodando La Pasión, algo que, seguramente, Jesucristo hacía. También quiero decir que compartir pantalla con el personaje de Satanás fue algo divertido, atractivo y seductor. -El rodaje fue de lo más accidentado. -Sí. La corona de pinchos me provocó unos terribles dolores de cabeza, me queme los ojos con una de las luces que me iluminaba y además, me cayó un rayo. -Muchos no comprenden por qué tanta violencia. -Fue así, hemos mostrado la verdad, y hay mucha gente que también lo ve así. Para alguien que no es religioso, La Pasión sólo es una película más, pero como en cualquier cuadro, tienes que apreciar todo lo que expresa. Se ha contado la historia de amor más bonita del mundo.