Diario de León

| Crítica | Orquesta Barroca de Sevilla |

Vivaldi, bajo mínimos

A pesar del frío glacial que reinó el sábado pasado en la Catedral leonesa, esta formación ofreció una excelente interpretación de las más bellas composiciones inspiradas en la Semana Santa

Un instante en el concierto que albergó el sábado la Catedral

Un instante en el concierto que albergó el sábado la Catedral

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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La Fundación Caixa Galicia organizó el sábado pasado uno de esos conciertos que se distinguen por su calidad interpretativa, su comunicatividad y su hermosura, pero también por el glacial frío que entumeció las manos de los músicos y causó estragos entre la gente mayor y no tanto. Por favor, ya que quieren hacer las cosas bien como lo vienen haciendo hasta ahora, no vuelvan a programar un concierto a estas alturas del año en la Catedral si no está al menos caldeada, porque los daños a la salud pueden ser irreversibles. Hay días, lugares y espacios escénicos donde poder hacerlo y más ahora en que contamos con un Auditorio de campanillas. No hagan sufrir a los intérpretes metiéndoles en una cámara frigorífica, pues aunque sus interpretaciones fueron magníficas, pudieron serlo aún mejor con la temperatura adecuada. La primera obra de Vivaldi, el Stabat Mater , puede figurar por derecho propio entre los más hermosos y conmovedores de cuántos se han escrito para esta expresión musical propia de la Semana Santa. Tanto Palestrina como Caldara, Pergolesi, Verdi, Poulenc y Rossini compusieron obras similares, aunque este último es el que más se aleja del recogimiento y dolor. Con texto de Jacopone de Todi, un poeta del siglo XIII, este Stabat Mater se vio en esta ocasión potenciado por la magnífica voz de José Hernández, un contratenor de voz redonda y modulada, con facilidad para incursionar en la zona grave y sobrada de extensión en la zona alta, su fraseo perfecto e inteligible se apoya en el uso preciso de sus reguladores, que permitieron a la voz llenar todo el recinto catedralicio sin resentirse ni perder el color en ningún momento. Un lujo de cantante para un Stabat Mater de referencia. De Geminiani se escuchó su delicioso Concierto grosso en Fa Mayor  , de una frescura y transparencia singulares. Vivaldi volvió con su Concerto en Sol menor La Notte , de la mano del flautista de pico Guillermo Peñalver quien, a pesar de la brevedad de sus intervenciones, logró una exposición de cada tempo correcta y precisa, en especial en el largo Il sonno , de un lirismo contenido y fugaz. Cerró la velada el Concerto IX de Avisón y Scarlatti, cuya estructura y estilo tuvieron en todo momento la elegancia y brillantez que caracteriza a estas obras del barroco cuya mejor inspiración descansa en la soberbia siciliana de una vivacidad y desenfado contagiosa. Un extraordinario concierto al que le faltó calor humano.

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