Carlos Álvarez muestra una obra de marcado signo picassiano en la Casa de las Carnicerías de León

Cuando una persona joven, apasionada y llena de ilusiones se marca un objetivo y lo persigue sin tregua, es imposible que no lo consiga. El joven pintor leonés Carlos Álvarez las Heras lleva ya varios años dispuesto a ser alguien en el mundo de la pintura y, no hay duda, acabará lográndolo. Buena muestra de su empeño es la colección de cuadros que estros días presenta en la Casa de las Carnicerías, de Caja España, donde se puede estudiar en toda su extensión la incipiente carrera del artista. A pesar de su juventud, la obra de Carlos Álvarez ha pasado ya por varias etapas, ha quemado ya varios capítulos. «Siempre existe -comenta- una evolución, aunque creo que en los últimos tiempos mantengo una línea que comienza a ser homogénea, basada en colores muy intensos y empleando fuertes contrastes. Pinto las figuras muy silueteadas, contorneadas, pero buscando siempre la sencillez». Contemplando su pintura, se diría que ha nacido demasiado tarde, sus trabajos están mas acordes con las vanguardias de la primera mitad del siglo XX que con el arte del recién estrenado XXI. Tiene el pintor grabado en su recuerdo todo un cúmulo de experiencias cubistas, de guiños picassianos, que se resisten a desaparecer de su obras, es como si la iconografía que admira le robara la realidad. Aunque comenta: «No me fijo en ningún pintor, ni en ningún estilo pictórico. Pinto lo que siento y procuro hacerlo de una manera personal, sin intentar parecerme a nadie, lo que hago me sale de una forma espontanea». Pero ahí están sus bodegones cubistas, sus retratos picassianos, sus composiciones que nos recuerdan una y otra vez a los maestros que hicieron la mayor revolución que el arte ha tenido en toda su historia. Piensa el pintor que cada obra «ha de contemplarse como un todo individual creado con una finalidad concreta. Atribuir esa finalidad es el reto principal con el que da comienzo cada una de mis composiciones y en el sentir recíproco del receptor, el que éste se haga eco de las inquietudes filtradas en cada pincelada». Horario: días laborables, de 19.00 a 21.00; festivos, de 12.00 a 14.00.